El argumento es muy interesante. Las partes que más me intrigaron fueron el comienzo, el cómo Víctor Frankenstein crea al "monstruo" y el relato de éste cuando lo encuentra, sobre todo su proceso de aprendizaje (el cómo adquirió el lenguaje, cómo comenzaba a interpretar los sentimientos de los demás y los suyos propios, la escritura, etc). Sin embargo, siento que lo hubiera disfrutado mucho más si se hubiera tratado de un cuento o una novela muy corta. Fue innecesariamente larga; se explayaba en descripciones o situaciones que no tenían mayor relevancia para la historia y que sólo conseguía que la lectura se me hiciera tediosa.
Otro aspecto que empeoró esta situación es que Frankenstein estuvo lamentándose desde el comienzo del libro hasta el final, lo cual, teniendo en cuenta las circunstancias por las que pasó durante su vida, es excusable. Sin embargo hubiera preferido, quizás, un relato en tercera persona, donde no se estuviera haciendo énfasis en cada párrafo lo mucho que está sufriendo el protagonista que, por cierto, distaba mucho de ser "noble" como lo consideraba Walton.
La novela empieza propiamente cuando Frankenstein comienza a contarle a éste acerca de su vida y los horrores que tuvo que sufrir después de descubrir que era posible darle vida a la materia inerte, según sus palabras. Eso llevó a la creación de una criatura; él, embebido en su propio descubrimiento, no se dio cuenta de lo que realmente estaba haciendo hasta que ya fue tarde. Abandonó al acto al monstruo que creó.
Tiempo después se produjo la primera muerte, la cual me sorprendió. Las que le siguieron no lo hicieron en absoluto. Desde ese momento, la novela se tornó lenta y aburrida, y lo único que me instó a seguir leyendo es que estaba interesada en saber el final.
La transición de la criatura de ser la bondad pura a un malvado y con sed de venganza me generó contradicciones. No fue muy convincente que se arrepintiera de todos los asesinatos que cometió en el lecho de muerte de su creador, ya que transcurrieron muchos años en que pudo haber recapacitado. Además, no sabía si sentir pena por él o no. Pero esa es, claro, una opinión personal. Pese a todo, no me arrepiento de haber leído este clásico, que estaba desde hace tiempo en mi lista de libros pendientes.
+ Leer más