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La hija del coronel de Martín Casariego
Hubo por un instante tanta tristeza en sus palabras y en su actitud, en su manera de entrelazar los dedos de ambas manos y estirar los brazos, que enamoraba. Fue solo un instante, pero un instante que caló hondo en el corazón del legionario, como una afilada aguja guiada por pulso firme.
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