La hija del coronel de Martín Casariego
—Si tú fueras un hombre y yo una mujer— dijo el legionario, y en sus palabras anidaba una especie de infantil anhelo que a ella enterneció—, ¿me regalarías flores y me dirías requiebros y cosas bonitas? [...] — Y si tú fueras una mujer y yo un hombre— le dijo María, con suavidad de enamorada—, ¿abrazarías la almohada imaginando mi olor? Y cuando salieran la luna y las estrellas como ojitos en el cielo ¿cerrarías los ojos y apretarías los puños y pensarías con mucha fuerza en mí, para que yo pensara en ti? Di, ¿lo harías? |