Qué divertida e ingeniosa es Marta. Cómo me he reído con estos relatos. Y también conmovido y emocionado. Me he vuelto adicta a esta voz tragicómica y analítica; siempre tan situada en lo relevante de los detalles. Presiento que Marta podría ser una muy buena guionista. Sus relatos son muy visuales y cuentan siempre con una estructura perfectamente circular, que une los hilos de forma hábil y aguda. Estos son todos relatos sobre relaciones amorosas. Un conjunto multicolor del amor, el desamor, los encuentros y desencuentros. Y es notable como a partir de historias tan diferentes entre sí, la autora consiga establecer un tono que lo conecte todo. Este conjunto de 14 relatos se llama “No todo el mundo”, pero me parece casi una ironía de lo que contiene. Porque parece ser que sí, que todo el mundo caemos en cierta patética autoreferencialidad de sentirnos solos y únicos en lo que nos pasa. Nos convencemos de que “no todo el mundo” vive un amor así, una ruptura así, una injusticia así, una pasión así, un dolor así. Cuando en realidad disfrutamos y sufrimos en el amor, de ilusiones y faltas muy parecidas. Nuestro amor - o nuestro desamor - nos puede parecer único, irrepetible, una historia escrita solo para nosotros; pero sus coordenadas son en realidad bastante más universales de lo que nos gustaría aceptar. Los relatos de Marta ofrecen la reconfortante sensación de verse reflejada en lo colectivo de los patetismos, de lo absurdo. También de la fugaz magia y de la efímera ración de fantasía. Y ser testigo de ello a través de una voz burlesca e incisiva, pero también compasiva y empática. La escritura de Marta nos empuja a dejar de hacernos las preguntas inútiles, a reconquistar el deseo como motor de vida -aunque a veces nos salga mal-, y sobretodo a recuperar la habilidad necesaria -y diría que urgente- de reírnos de todo ello de vez en cuando. + Leer más |