La filosofía del tocador - Colección Club Diógenes de Marqués de Sade
[...] la imaginación sólo nos sirve cuando nuestro espíritu se halla totalmente liberado de prejuicios: uno solo basta para enfriarla. Esta caprichosa porción de nuestro espíritu es de un libertinaje que nada puede contener; su mayor triunfo, sus delicias más eminentes, consisten en romper todos los frenos que se le oponen; es enemiga de la regla, idólatra del desorden y de todo lo que lleva los colores del crimen.
|