Mujercitas de Louisa May Alcott
Me gustaría que nos pusieran un peso en la cabeza para impedir que siguiésemos creciendo. Pero los capullos dan paso a las rosas y los gatitos se convierten en gatos... ¡Es una pena!
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Mujercitas de Louisa May Alcott
Me gustaría que nos pusieran un peso en la cabeza para impedir que siguiésemos creciendo. Pero los capullos dan paso a las rosas y los gatitos se convierten en gatos... ¡Es una pena!
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Hombrecitos (Edición ilustrada) de Louisa May Alcott
No se repartían premios en el colegio, pero con los «¡Bien hecho!» del señor Bhaer y los informes favorables del libro de la señora Bhaer aprendían que cumplir con los propios deberes y hacerlo a conciencia conllevaba en sí mismo una recompensa que llegaría tarde o temprano. La pequeña Nan no tardó nada en captar este ambiente, en disfrutar de él, en demostrar que era lo que necesitaba; porque ella era un huertecito lleno de flores bonitas medio escondidas entre las malas hierbas y, cuando empezaron a cultivarlo una manos amorosas, salieron toda clase de brotes verdes que prometían florecer con esplendor al calor del cariño y la atención, que es el mejor clima para las almas y los corazones tiernos de todo el mundo.
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Mujercitas de Louisa May Alcott
Jo se quedó sin palabras, hundió el rostro en el periódico y añadió a su cuento unas cuantas lágrimas de verdad; ser independiente y ganarse la admiración de sus seres queridos eran sus dos máximas aspiraciones en la vida y, aquel día, sintió que había dado un primer paso hacia su feliz objetivo.
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Mujercitas (Clásicos Ilustrados) de Louisa May Alcott
A pesar de lo mucho que le gustaba disfrutar de su entorno social y de lo ocupados que estaban sus días desde que se ganaba el pan, que resultaba más dulce porque lo conseguía con su esfuerzo, Jo siempre encontraba tiempo para sus trabajos literarios.
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Mujercitas [Versión íntegra ilustrada] de Louisa May Alcott
El amor es lo único que nos llevamos cuando morimos y hace que el final sea un poco más dulce.
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Hombrecitos de Louisa May Alcott
No es que fuera muy guapa, pero tenía una expresión alegre, como si no hubiera llegado a olvidar las actitudes y las costumbres de la infancia, y lo mismo en la voz y en los ademanes. Estos detalles tan difíciles de explicar y sin embargo tan evidentes hacían de ella una persona estupenda y cercana con la que era fácil entenderse, una persona «genial», como decían los chicos.
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Mujercitas [Versión íntegra ilustrada] de Louisa May Alcott
Me gustan esos pajaritos más que las gaviotas, no son tan hermosos ni tan salvajes, pero parecen felices y saben disfrutar de las pequeñas cosas. […] Mamá decía que le recordaban mucho a mí porque no paran de moverse, les gusta estar junto a la orilla y siempre andan cantando alegremente. Tú eres la gaviota, Jo, fuerte y salvaje, enamorada del viento y de las tormentas, capaz de adentrarse en el mar y vivir feliz en soledad. Meg es la tórtola y Amy es como las alondras.
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Mujercitas de Louisa May Alcott
El mundo está lleno de mujeres como Beth, tímidas y tranquilas, que aguardan sentadas en un rincón hasta que alguien las necesita, que se entregan a los demás con tanta alegría que nadie ve su sacrificio hasta que el pequeño grillo del hogar cesa de chirriar y la dulce y soleada presencia desaparece para dejar tras de sí silencio y oscuridad
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Mujercitas de Louisa May Alcott
Todos llevamos cargas, tenemos un camino por recorrer y nuestro anhelo de hacer el bien y alcanzar la felicidad nos guía para superar los contratiempos y los errores que nos separan de la paz.
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Mujercitas de Louisa May Alcott
Aunque fuese en su imaginación, vivía en un entorno nocivo, que la afectaba, pues tanto su corazón como su mente recibían alimentos poco nutritivos, incluso peligrosos, y aquel encuentro prematuro con el lado más oscuro de la vida, que siempre llega demasiado temprano para todos, había borrado demasiado rápido el rubo inocente propio de su edad.
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Mujercitas de Louisa May Alcott
Ser independiente y ganarse la admiración de sus seres queridos eran sus dos máximas aspiraciones en la vida y, aquel día, sintió que había dado un primer paso hacia su feliz objetivo.
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Mujercitas de Louisa May Alcott
Si los Lawrences hubieran sido envarados y presuntuosos, Jo no se hubiese entendido con ellos, porque esa clase de personas le hacía sentirse tímida y torpe, pero hallándolos francos y llanos, se mostró tal cual era, y causó buena impresión.
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Mujercitas de Louisa May Alcott
Ya me parece bastante malo ser una chica cuando lo que me gusta son los juegos, los trabajos y la forma de comportarse de los muchachos
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Los muchachos de Jo de Louisa May Alcott
Lo supeditáis todo en la vida al casamiento. Pero ¿y si no os casáis? No pensáis bien. Vuestros proyectos deben prever la posibilidad de quedaros solteras, lo cual no debe aterraros. No es ninguna deshonra y en este estado podéis ser muy útiles a la sociedad y a vosotras mismas
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Hombrecitos de Louisa May Alcott
Porque el amor es planta que arraiga en todos los suelos, que se desarrolla sin miedo a las heladas del otoño o a las nieves del invierno, y que florece siempre, perfumando y bendiciendo así por igual a quienes lo otorgan y a quienes lo reciben.
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Mujercitas de Louisa May Alcott
La esperanza puede reforzar el amor y la fe hace posible la resignación.
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Cual es el nombre completo de Dumbeldore?