Mujercitas de Louisa May Alcott
Jo se quedó sin palabras, hundió el rostro en el periódico y añadió a su cuento unas cuantas lágrimas de verdad; ser independiente y ganarse la admiración de sus seres queridos eran sus dos máximas aspiraciones en la vida y, aquel día, sintió que había dado un primer paso hacia su feliz objetivo.
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