El libro vacío. Los años falsos de Josefina Vicens
Así, durante toda mi infancia, fui variando de aficiones y decidiendo mi destino, siempre a la sombra de tus falsos proyectos, o de tus circunstancias, o de tus elogios, o simplemente de tus exclamaciones fugaces. Bastaba que dijeras, después de una buena comida y estirándote voluptuosamente: "Ah, qué ganas de tener mucho dinero y no ir a trabajar..." para que mi alcancía adquiriera la máxima importancia. Como un avaro guardaba cuanto centavo caía en mis manos, y no constituía ningún sacrificio el vencer mi apetito por los dulces. Esa labor de urraca duraba hasta que cualquier otro día decías riéndote, a propósito de alguna juiciosa reconvención de mi madre: "El dinero es para gastarlo, si lo guardas se te vuelve carbón". Pálido, ansioso, corría yo a sacar mi alcancía del insospechable lugar donde la guardaba. (LAF) |