Mientras estamos muertos de José Ovejero
A mí la realidad se me pega a la piel; yo sí me siento culpable, soy testigo y verdugo, soy consciente, un ojo insomne, un ojo sin párpados, pero no por voluntad de saber y conocer, no por un encomiable impulso ético, sino que a menudo lo vivo como un defecto que desearía reparar, un fallo en el motor, que detiene mi marcha.
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