Mientras estamos muertos de José Ovejero
Yo querría que mi mundo fuese una terraza con vistas a un mar moderadamente agitado, escuchar el rumor pero no el estruendo.
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Calificación promedio: 5 (sobre 47 calificaciones)
/Recibimos en nuestro auditorio al autor José Ovejero, quien ha publicado recientemente su última novela: Vibración (Galaxia Gutenberg). le acompañarán el escritor Agustín Fernández Mallo y la periodista Lourdes Lancho, quien dinamizará el diálogo. A lo largo de la conversación abordarán algunos de los temas presentes en esta novela sobre los enfrentamientos y violencias que, imperceptiblemente, se van transmitiendo de generación en generación. #Vibración Más información en: https://espacio.fundaciontelefonica.com/evento/jose-ovejero/ Un nuevo espacio para una nueva cultura: visita el Espacio Fundación Telefónica en pleno corazón de Madrid, en la calle Fuencarral 3. Visítanos y síguenos en: Web: https://espacio.fundaciontelefonica.com/ Twitter: https://twitter.com/EspacioFTef Facebook: https://www.facebook.com/espaciofunda... Instagram: https://www.instagram.com/espacioftef/ YouTube: https://www.youtube.com/user/CulturaS...
Mientras estamos muertos de José Ovejero
Yo querría que mi mundo fuese una terraza con vistas a un mar moderadamente agitado, escuchar el rumor pero no el estruendo.
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Escritores delincuentes de José Ovejero
En la buena literatura, como en la vida, resulta imposible saber por qué las personas actúan de una determinada manera.
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Mientras estamos muertos de José Ovejero
Lo he contado ya, todo esto lo he contado ya, en novelas y en cuentos. Esa vida áspera de mi infancia, la brutalidad indiferente en el colegio, la competición que manteníamos para humillar a los compañeros más débiles, los celos que mi padre sentía hacia mí y cómo me hacía pagar que mi madre fuese tan cariñosa conmigo… Escribir es rememorar justo aquello que desearíamos olvidar a toda costa. Escribir es disfrazar las cosas para poder ver su rostro real.
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Humo de José Ovejero
El niño duerme con la cabeza apoyada contra mi costado. No comeremos carne, no nos saciaremos. Puede que renunciar al ternero sea una renuncia a sobrevivir. Y sin embargo respiro tranquila, en paz. Elegir lo que no es razonable, ceder a un capricho, aunque no sea el mío, me hace sentirme dueña de mi vida. No es algo que pueda decir muchas veces
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Mientras estamos muertos de José Ovejero
Pero lo que pasa es que yo sí soy de izquierdas, de izquierdas de verdad, y me parece que gastarse esa pasta en zapatos es indecente, aunque también vivo en una casa que no todo el mundo podría pagarse y con una terraza que si la veis os morís de envidia, y aquí me tenéis, tan contento tomándome una cerveza en la terraza. Lo de ser de izquierdas es una contradicción permanente. A mí me gustaría mucho ser de derechas porque eso te permite estar de acuerdo todo el rato contigo mismo y te desgasta menos que estar obligado a pensar las cosas y juzgarte, y criticarte, y esperar que nadie critique tu incoherencia; bueno, ya me entendéis.
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Mientras estamos muertos de José Ovejero
Más de una vez he escrito sobre el leve pinchazo de dolor que provocan las fotos antiguas de gente que sabemos muerta, cuyas sonrisas para la cámara se han desvanecido para siempre, parejas que se abrazan felices, una madre con un niño de la mano –y los dos están ya muertos–, ancianos que habrán mirado perplejos su propia fotografía preguntándose en qué momento cambiaron tanto.
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Mientras estamos muertos de José Ovejero
Escribir es rememorar justo aquello que desearíamos olvidar a toda costa. Escribir es disfrazar las cosas para poder ver su rostro real.
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Mientras estamos muertos de José Ovejero
Los silencios se parecen aún menos que la manera de hablar; basta con oír a una persona estar callada para saber mucho sobre ella.
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Mientras estamos muertos de José Ovejero
A mí la realidad se me pega a la piel; yo sí me siento culpable, soy testigo y verdugo, soy consciente, un ojo insomne, un ojo sin párpados, pero no por voluntad de saber y conocer, no por un encomiable impulso ético, sino que a menudo lo vivo como un defecto que desearía reparar, un fallo en el motor, que detiene mi marcha.
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Humo de José Ovejero
No me detengo ni un momento. Mis botas pisan con firmeza, mis pasos son amplios, decididos. Mi respiración ahora es vigorosa. Camino. Camino incansable. Libre. Salvaje. Herida.
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¿Cuál es el órgano que trasplantan a Cora?