Mientras estamos muertos de José Ovejero
Pero lo que pasa es que yo sí soy de izquierdas, de izquierdas de verdad, y me parece que gastarse esa pasta en zapatos es indecente, aunque también vivo en una casa que no todo el mundo podría pagarse y con una terraza que si la veis os morís de envidia, y aquí me tenéis, tan contento tomándome una cerveza en la terraza. Lo de ser de izquierdas es una contradicción permanente. A mí me gustaría mucho ser de derechas porque eso te permite estar de acuerdo todo el rato contigo mismo y te desgasta menos que estar obligado a pensar las cosas y juzgarte, y criticarte, y esperar que nadie critique tu incoherencia; bueno, ya me entendéis.
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