Vamos a calentar el sol de José Mauro de Vasconcelos
La debilidad volvió a vencerme por dentro. ¿Por qué demonios tenía que emocionarme hasta con un sapo?
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Vamos a calentar el sol de José Mauro de Vasconcelos
La debilidad volvió a vencerme por dentro. ¿Por qué demonios tenía que emocionarme hasta con un sapo?
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Vamos a calentar el sol de José Mauro de Vasconcelos
Aquello me conmovió, porque yo era tan débil, que, cuando veía a una persona llorar o sufrir, se me llenaban los ojos de lágrimas.
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Vamos a calentar el sol de José Mauro de Vasconcelos
Había invadido el cuarto una luz blanca, tan bonita, que creí haber muerto y encontrarme en el Paraíso, pero eso era imposible. En casa, todo el mundo decía que el Cielo no era para mí. Las personas como yo iban derechitas a las calderas del Infierno y a asarse en ellas.
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José Mauro de Vasconcelos
Dije que sí con la cabeza, pero las primeras cucharadas me entraban en la boca con gusto a salado: el resto de mi llanto que costaba tragar.
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José Mauro de Vasconcelos
Levanté las manos y le acaricié la cara. Pasé ligeramente los dedos por sus ojos para intentar ponerlos en su sitio, sin aquella pantalla tan grande. Temía que, si no lo hacía, aquellos ojos fueran a seguirme toda la vida.
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Mi planta de naranja lima de José Mauro de Vasconcelos
Iba a cambiar de películas. Nada de películas de cowboys, ni de indios, ni de nada. En adelante solo iría a ver películas de amor, como las llaman los mayores: películas en las que hubiera muchos besos, muchos abrazos y en las que todo el mundo se quisiese. Ya que yo solo servía para cobrar, así podría ver a otros quererse.
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Mi planta de naranja lima de José Mauro de Vasconcelos
Mamá me enseñó que uno debe dividir la pobreza propia con quien todavía es más pobre.
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Mi planta de naranja lima de José Mauro de Vasconcelos
Sabía que en ese momento allí no había ya ningún niño. Todos eran grandes, grandes y tristes, cenando a pedazos la misma tristeza.
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Mi planta de naranja lima de José Mauro de Vasconcelos
Porque la vida sin ternura no vale gran cosa, a veces soy feliz en mi ternura, a veces me engaño, lo que es mas comun
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Gregorio Samsa es un ...