José Mauro de Vasconcelos
Dije que sí con la cabeza, pero las primeras cucharadas me entraban en la boca con gusto a salado: el resto de mi llanto que costaba tragar.
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José Mauro de Vasconcelos
Dije que sí con la cabeza, pero las primeras cucharadas me entraban en la boca con gusto a salado: el resto de mi llanto que costaba tragar.
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