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Fausto de Johann Wolfgang Goethe
Mi canción se entona para una multitud de extraños cuyo aplauso me provoca temor, y todo aquello que se regocijaba por mi canto, si aún vive, vaga disperso por el mundo.
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Fausto de Johann Wolfgang Goethe
Estos idiotas nunca entenderán cómo van encadenados méritos y suerte. Si tuviera la piedra filosofal, a la piedra le faltaría el filósofo.
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Fausto de Johann Wolfgang Goethe
Así me tambaleo yendo del deseo al placer y, una vez en el placer, ansío el deseo.
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Penas del joven Werther de Johann Wolfgang Goethe
Solo Dios sabe cuántas veces me he dormido con el deseo y la esperanza de no despertar más. Y, al día siguiente, abro los ojos, vuelvo a ver la luz del sol y siento de nuevo el peso de mi miseria. ¡Ah! Si yo fuera un caprichoso, podría descargar en el mal tiempo, en una tercera persona, en una empresa fracasada, la culpa de mi disgusto y el insoportable fondo de mi desolación no pesaría sobre mí más que a medias. Por desgracia, comprendo que la culpa es únicamente mía. ¡La culpa! No. Bastante es ya que lleve en mí la fuente de todos los dolores, como hace poco llevaba el manantial de todos los placeres. ¿No soy siempre aquel hombre que otras veces se deleitaba con los más puros goces de una exquisita sensibilidad que a cada paso creía descubrir un paraíso, y cuyo corazón, abierto a un amor sin límites, era capaz de abrazar al mundo entero? Este corazón está ahora muerto, cerrado a todas las sensaciones; mis ojos están secos, y mis acerbos dolores, que no tienen desahogo, llenan de prematuras arrugas mi frente. ¡Cuánto sufro! He perdido ese don del cielo que, por sí solo, embellecía mi vida, esa fuerza vivificante que me hacía crear mundos a mi derredor.
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Penas del joven Werther de Johann Wolfgang Goethe
"Carlota es sagrada para mí. Todos los deseos se desvanecen en su presencia. Nunca sé lo que experimento cuando estoy a su lado: creo que mi alma se dilata por todos mis nervios. Hay una sonata que ella ejecuta en el clave con su expresión de un ángel: ¡tiene tal sencillez y tal encanto! Es su música favorita y le basta tocar su primera nota para alejar de mí zozobras, cuidados y aflicciones."
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Los sufrimientos del joven Werther de Johann Wolfgang Goethe
El género humano es una cosa uniforme. La mayor parte de ellos pasa la mayor parte del tiempo trabajando para vivir, y lo poco que les queda de libertad les da tanta angustia, que buscan todos los medios para librarse de ella. ¡Oh, condición del hombre!
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Fausto de Johann Wolfgang Goethe
¿Qué se puede decir de algo si se ha acabado? Que es como si no hubiera existido y sin embargo circulara como si existiese. En lugar de ello, preferiría el vacío eterno.
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Fausto de Johann Wolfgang Goethe
La gentuza del pueblo no siente la presencia del diablo aunque les esté cogiendo por el cuello.
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Fausto de Johann Wolfgang Goethe
Soy demasiado viejo para limitarme a jugar y demasiado joven para morir sin deseos.
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Los sufrimientos del joven Werther de Johann Wolfgang Goethe
Cuando tú leas esto, querida mía, ya la fría tumba cubrirá los restos yertos de este intranquilo, de este desdichado, que no conoce mayor dulzura en los últimos instantes de su vida sino conversar contigo.
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Penas del joven Werther de Johann Wolfgang Goethe
Mira, soñamos cuando hablamos de la muerte. He visto morir a muchos; pero la humanidad es tan limitada, que no tiene sentido ante el comiendo y el fin de su existencia. Ahora soy todavía mío, ¡tuyo; tuyo, oh amada! Y en un momento... separados, lejos...
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Penas del joven Werther de Johann Wolfgang Goethe
¡Cómo me persigue esa figura! Despierto y en sueños, llena mi alma entera. Aquí, si cierro los ojos, aquí en mi frente, donde se reúne el poder interior de la mirada, están sus ojos [...]. ¡Aquí! No puedo expresártelo de otro modo. Si cierro mis ojos, están ahí: como un mar, como un abismo descansan ante mí, llenando mis sentidos en mi frente.
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Los sufrimientos del joven Werther de Johann Wolfgang Goethe
Sólo estoy bien donde estés Tú, y quiero sufrir y disfrutar ante tu rostro.
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Penas del joven Werther de Johann Wolfgang Goethe
¡Infeliz! ¿No eres un loco? ¿No te engañas a ti mismo? ¿Adónde va esta tumultuosa pasión sin fin? No tengo otra aspiración más que ella; mi imaginación no ve otra figura sino la suya, y todo el mundo a mi alrededor lo veo solamente en relación con ella. Y esto me procura entonces horas tan felices... ¡hasta que me tengo que volver a separar de ella!
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Los sufrimientos del joven Werther de Johann Wolfgang Goethe
En vano extiendo mis brazos hacia ella, por la mañana, cuando amanezco de mis pesados sueños; en vano la busco por la noche en mi cama, cuando un sueño feliz e inocente me ha engañado, como si estuviera sentado junto a ella en el prado, estrechando su mano y cubriéndola de mil besos. Ay, cuando todavía entre el vértigo del sueño voy hacia ella a tientas, y con ello me animo, un torrente de lágrimas brota de mi corazón oprimido, y lloro sin consuelo ante un oscuro porvenir.
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Poesía y verdad de Johann Wolfgang Goethe
"Cuando el alma entre sueños desciende a las entrañas y cuenta el corazón, por el hielo atrapado, como se cuentan muertos después de la batalla, cada dolor calmado y cada sueño extinto." |
Johann Wolfgang Goethe
Cuando desde mi ventana contemplo el horizonte y tras la cumbre de las colinas el sol disipa las brumas matinales, y desliza sus primeros rayos hasta el fondo de los valles, mientras el sosegado río corre mansamente hacia mí, serpenteando por entre los viejos troncos de los sauces desnudos; este admirable cuadro, ahora inanimado y frío como una estampa coloreada; este espléndido espectáculo, que otras veces ha hecho desbordarse a mi corazón, no derrama ahora en él ni una sola gota de entusiasmo o de contento. Allí está el hombre inmóvil; árido, frente a su Dios, siendo un pozo vacío, una cisterna que se ha roto con la sequía. Muchas veces me he arrodillado para pedir lágrimas al Señor, como el labrador implora la lluvia cuando ve sobre su cabeza un cielo cobrizo y a sus pies la tierra muriéndose de sed.
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Penas del joven Werther de Johann Wolfgang Goethe
Es cosa de rasgarse el pecho y romperse la cabeza al considerar lo poco que valemos unos para otros. ¡Ay de mí! Nadie me dará el amor, la alegría, el goce de las felicidades que yo no siento dentro de mí. Y aunque yo tuviera el alma llena de las más dulces sensaciones, no sabría hacer dichoso a quien en la suya careciese de todo.
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Gregorio Samsa es un ...