Si una noche de invierno un viajero de Italo Calvino
La lectura es soledad. […] Se lee solo también cuando se es pareja. Pág. 166. |
Si una noche de invierno un viajero de Italo Calvino
La lectura es soledad. […] Se lee solo también cuando se es pareja. Pág. 166. |
Si una noche de invierno un viajero de Italo Calvino
... pareces concentrado en el examen de un expediente y en cambio estás explorando las primeras páginas de la novela. Poco a poco te recuestas en el respaldo, alzas el libro a la altura de la nariz, inclinas la silla en equilibrio sobre las patas posteriores, abres un cajón lateral del escritorio para poner los pies, la posición de los pies durante la lectura es de suma importancia, alargas las piernas sobre la superficie de la mesa, sobre los expe- dientes sin despachar.
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El barón rampante de Italo Calvino
-¿Es usted habitante de este país? ¿Estuviste aqui mientras Napoleón estaba alli? -Si, oficial. -¿Cómo fue? -Sabe, señor, los ejércitos siempre hacen daño, sean cuales sean las ideas que traigan. -Sí, también hacemos mucho daño... pero no traemos ideas... C29 |
El barón rampante de Italo Calvino
Una tal Dorotea, mujer galante, se digno confesarme que se había encontrado con él, por propia iniciativa, y no por lucro, sino para hacerse una idea. C19 |
El barón rampante de Italo Calvino
-Mi hogar... -dijo Cósimo, y señaló a su alrededor, a las ramas más altas, las nubes-, mi hogar está en todas partes, en cualquier parte en donde pueda subir, yendo hacia arriba... C18
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El barón rampante de Italo Calvino
Y si, en los últimos tiempos, andaba un poco con la cabeza en las nubes, a fuerza de vivir entre libros, cada vez menos interesado por el mundo circundante ...
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Las ciudades invisibles de Italo Calvino
-El día que conozca todos los emblemas -preguntó a Marco, ¿conseguiré al fin poseer mi imperio? Y el veneciano: -Sire, no lo creas: ese día serás tú mismo emblema entre los emblemas. |
El barón rampante de Italo Calvino
Cosimo estaba aún en esa edad en que las ganas de contar dan ganas de vivir.
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El castillo de los destinos cruzados de Italo Calvino
Porque en cada elección hay también un reverso, es decir un renunciamiento. Y así no hay diferencia entre el acto de elegir y el de renunciar
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Las ciudades invisibles de Italo Calvino
¿Viajas para revivir tu pasado? - era en ese momento la pregunta del Kan, que podía también formularse así: ¿Viajas para encontrar tu futuro? Y la respuesta de Marco: -El otro lado es un espejo en negativo. El viajero reconoce lo poco que es suyo al descubrir lo mucho que no ha tenido y no tendrá. |
Si una noche de invierno un viajero de Italo Calvino
¡Qué bien escribiría si no existiera! ¡Si entre la hoja en blanco y la ebullición de palabras e historias que toman forma y se desvanecen sin que nadie las escribe no se metiera en medio ese incómodo diafragma que es mi persona! |
Si una noche de invierno un viajero de Italo Calvino
En cualquier caso, quien encuentre este diario tendrá una ventaja segura sobre mí: de una lengua escrita es siempre posible deducir un vocabulario y una gramática, aislar las frases, transcribirlas o parafrasearlas en otra lengua, mientras que yo estoy tratando de leer en la sucesión de las cosas que se me presentan cada día la intención del mundo respecto a mí.
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Si una noche de invierno un viajero de Italo Calvino
La única verdad que puedo escribir es la del instante que vivo. Pág. 201 |
El barón rampante de Italo Calvino
Las empresas que se basan en una tenacidad interior deben ser mudas y oscuras; a poco que uno las declara o se gloríe de ellas, todo parece fatuo, sin sentido e incluso mezquino.
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El barón rampante de Italo Calvino
El pachón alzó el hocico hacia él, con la mirada de los perros cuando no entienden y no saben que pueden tener razón al no entender.
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El barón rampante de Italo Calvino
Le había entrado esa manía de quien cuenta historias y no sabe si son más hermosas las que le ocurrieron y que al evocarlas traen todo un mar de horas pasadas, de sentimientos, tedios, felicidades, incertidumbres, vanaglorias, náuseas de uno mismo, o bien las que se inventa,
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El barón rampante de Italo Calvino
Era Viola, quien le había descubierto la plenitud; y con ella jamás conoció la tristeza después del amor, predicada por los teólogos; más aún, sobre este tema escribió una carta filosófica a Rousseau que, quizá turbado, no contestó.
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Si una noche de invierno un viajero de Italo Calvino
Me gusta saber que existen libros que aún podré leer.
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Las ciudades invisibles de Italo Calvino
En Cloe, gran ciudad, las personas que pasan por las calles no se conocen. Al verse imaginan mil cosas unas de las otras, los encuentros que podrían ocurrir entre ellas, las conversaciones, las sorpresas, las caricias, los mordiscos. Pero nadie saluda a nadie, las miradas se cruzan un segundo y después huyen, buscan otras miradas, no se detienen. (p.65)
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El barón rampante de Italo Calvino
El perro Óptimo Máximo, nada intimidado por el hecho de ser el único [perro] salchicha de Ombrosa, cortejaba grandes perras de pastor, o perras lobas, con petulante audacia, confiando en la natural simpatía que inspiraba. A veces regresaba maltrecho a mordiscos; pero bastaba un amor afortunado para compensar todas las derrotas.
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Gregorio Samsa es un ...