La casa de los espíritus de Isabel Allende
Tal vez temía que ese grandioso amor, que había resistido tantas pruebas, no pudiera sobrevirar a la más terrible de todas: la convivencia.
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La casa de los espíritus de Isabel Allende
Tal vez temía que ese grandioso amor, que había resistido tantas pruebas, no pudiera sobrevirar a la más terrible de todas: la convivencia.
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La casa de los espíritus de Isabel Allende
La tierra es lo único que queda cuando todo lo demás se acaba.
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La casa de los espíritus de Isabel Allende
Tío Jaime opinaba que la gente no lee lo que no le interesa, y si le interesa es que ya tiene madurez para hacerlo.
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La casa de los espíritus de Isabel Allende
¿No ves que yo tengo el alma vieja y tú todavía eres un niño?
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La casa de los espíritus de Isabel Allende
Tenía la idea de que, al poner nombre a los problemas, estos se materializan y ya no es posible ignorarlos; en cambio, si se mantienen en el limbo de las palabras no dichas, pueden desaparecer solos, con el transcurso del tiempo.
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La casa de los espíritus de Isabel Allende
La magia, como la religión y la cocina, era un asunto propiamente femenino.
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La casa de los espíritus de Isabel Allende
Necesitan a un hombre para sentirse seguras y no se dan cuenta que lo único que hay que temer es a los mismos hombres.
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La casa de los espíritus de Isabel Allende
Clara habitaba un universo inventado para ella, protegida de las inclemencias de la vida, donde se confundían la verdad prosaica de las cosas materiales con la verdad tumultuosa de los sueños, donde no siempre funcionaban las leyes de la física o la lógica.
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La casa de los espíritus de Isabel Allende
Tenía la belleza de la primera juventud, aunque él podía ver que se marchitaría muy pronto, como sucede a las mujeres nacidas para parir muchos hijos, trabajar sin descanso y enterrar muertos.
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La casa de los espíritus de Isabel Allende
La soledad y el aburrimiento terminan por convertir al hombre en alcohólico.
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La casa de los espíritus de Isabel Allende
En las mejores familias había buenas familias había buenas razones para avergonzarse.
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La casa de los espíritus de Isabel Allende
Lo había discutido a menudo con sus amigas sufragistas y había llegado a la conclusión que mientras las mujeres no se cortaran las faldas y el pelo y no se quitaran los refajos, daba igual que pudieran estudiar medicina o tuvieran derecho a voto, porque de ninguno modo tendrían ánimo para hacerlo, pero ella misma no tenía valor para ser de las primeras en abandonar la moda.
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La ciudad de las Bestias de Isabel Allende
-Todos morimos -dijo el chamán. -Sí, pero ella es joven. -Unos se van jóvenes, otros ancianos. Yo he vivido demasiado, me gustaría que mis huesos descansarán en la memoria de otros -dijo Walimai. |
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La casa de los espíritus de Isabel Allende
De pronto se deslizó por el pasillo, al pasar por mi lado sus sorprendentes pupilas de oro se detuvieron un instante en las mías. Debí morir un poco. No podía respirar y se me detuvo el pulso
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Violeta de Isabel Allende
Hay un tiempo para vivir y un tiempo para morir. Entre ambos hay un tiempo para recordar.
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Violeta de Isabel Allende
Nos pasamos la vida negando el hecho irrefutable de que nos vamos a morir, y eso no cambia a los noventa.
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Amor de Isabel Allende
La magia de mi oficio me permite vivir las vidas de mis protagonistas y el placer de describir lenta y cuidadosamente un encuentro erótico supera con creces el placer de vivirlo.
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El juego de Ripper de Isabel Allende
La vida está llena de ironías, mejor gozar lo que se tiene ahora, sin pensar en un mañana hipotético.” “La bondad indiscriminada de Indiana, que vista desde cierta distancia parecía una virtud, pero si a uno le tocaba de cerca era un incordio.
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¿En qué época está ambientada la obra?