La máquina del amor sagrado y profano de Iris Murdoch
Descubrimos quienes somos en nuestros momentos de aflicción.
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La máquina del amor sagrado y profano de Iris Murdoch
Descubrimos quienes somos en nuestros momentos de aflicción.
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La máquina del amor sagrado y profano de Iris Murdoch
La vida es absurda y en su mayor parte, cómica. Cuando la comedia falla, lo que nos queda es la desgracia, no la tragedia.
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La negra noche de Iris Murdoch
Cuando se levantó para ir a estrechar la mano de Louise y la miró, por un momento volvió a sentir que el antiguo amor por ella invadía todo su ser. Se miraron. "Me alimento de esa mirada - pensó Clement -. ¿Y ella? No lo sé, no se lo puedo preguntar. Me aterra decirle algo que pudiera afectar a nuestra preciada amistad. Estamos bien como estamos. La quiero, eso es todo, esa es mi tragedia".
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El príncipe negro de Iris Murdoch
A menudo nos identificamos con lo que, de no hacerlo así, resultaría una amenaza.
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El príncipe negro de Iris Murdoch
El matrimonio es una curiosa institución, como ya he observado. No alcanzo a comprender cómo puede ser así. A mi entender, las personas que alardean de un matrimonio feliz son por lo general personas que se engañan a sí mismas, cuando no unas auténticas embusteras. El alma humana no está estructurada para una proximidad continua, y la consecuencia de esta forzada vecindad suele ser una espantosa soledad que las reglas del juego prohíben mitigar.
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Amigos y amantes de Iris Murdoch
Son muy pocos los sufrimientos que tienen fuerza redentora, y dudo mucho que el descenso a los infiernos sirva para aprender algo nuevo. Solo puede servir para acelerar procesos que ya están en marcha, y esto, por lo general, únicamente sirven para degradarnos. En el infierno uno carece de la energía necesaria para efectuar un cambio benéfico. Este es el significado del infierno.
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Amigos y amantes de Iris Murdoch
Es como un veraniego ambiente de bostezos y ojos velados, y cortos sueños poblados de pesadillas, en estancias de tedio y desesperación. Junto con este aburrimiento, el mal invade la ciudad, el mal de la indiferencia, de la somnolencia, de la negligencia. En esos momentos se cede a las tentaciones contra las que tanto se ha luchado, y por fin, se comete el crimen en el que tanto se ha soñado, y se comete con un encogimiento de hombros indicativo de que nada importa.
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El castillo de arena ) de Iris Murdoch
El haber descubierto que su mujer era l más fuerte le causaba un profundo dolor. Se decía a sí mismo que la fuerza de ella procedía sólo de una insensatez obstinada y despiadada, pero el pensarlo no le libraba ni de sentirse coartado ni de experimentar un sentimiento de rencor. Ya no podía convertir el conocimiento de ella en amor, ni siquiera en indiferencia. En el fondo, se sentía profundamente obligado. Se sentía forzado. Y continuamente ofendido.
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El unicornio de Iris Murdoch
Y no supo discernir si el mundo donde ella había vivido era un mundo de bondad o de maldad; un mundo donde el sufrimiento poseía significado o un mundo que no era más que una travesura del diablo, una pesadilla violenta.
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El mar, el mar de Iris Murdoch
Tengo que esperar. Ella vendrá aquí, conmigo. Hartley es parte de mi, no es un capricho ni un sueño. Cuando has conocido a alguien desde la niñez, cuando no puedes recordar ningún momento en que esa persona no existiera, eso no es una ilusión. Ella está entretejida conmigo. ¿No entiendes como uno no puede estar así, absolutamente conectado con alguien?
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El mar, el mar de Iris Murdoch
Establecer relaciones. No se puede así, sin más, elegir a la gente, no se consigue con el pensamiento y la voluntad. (...) La mayor parte de las relaciones reales son involuntarias. |
El mar, el mar de Iris Murdoch
Tú no entiendes el matrimonio, Charles. Son aguas profundas en las que nunca has navegado. A tí te parece que una disputa significa un naufragio, que es el fin, y no es así." (...) "Desde luego un matrimonio es un lugar secreto. |
El mar, el mar de Iris Murdoch
Pregúntate a ti mismo qué fue lo que sucedió en realidad, y entre quiénes, hace todos estos años. Tú has convertido eso en un cuento, y los cuentos son falsos.
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El mar, el mar de Iris Murdoch
Yo no digo que ella sea un fantasma. Es real, como lo son las criaturas humanas, pero la realidad que tiene está en otra parte. No coincide con la imagen de tu sueño. Tú no fuiste capaz de transformarla. Debes admitir que lo intentaste y fracasaste.
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El mar, el mar de Iris Murdoch
El tiempo puede divorciarnos de la realidad de la gente, puede separarnos de las personas y convertirlas en fantasmas. O más bien somos nosotros quienes las convertimos en fantasmas o en demonios.
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El mar, el mar de Iris Murdoch
Es probable que los cambios misteriosos y terribles que van alterando el rostro humano desde la juventud hasta la vejez remoloneen y se retrasen, para actuar después todos juntos de manera decisiva.
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Gregorio Samsa es un ...