Bel Ami de Guy de Maupassant
Todas las religiones son estúpidas, con su moral pueril y sus promesas egoístas, monstruosamente idiotas. Solo la muerte es cierta.
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Bel Ami de Guy de Maupassant
Todas las religiones son estúpidas, con su moral pueril y sus promesas egoístas, monstruosamente idiotas. Solo la muerte es cierta.
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Bel Ami de Guy de Maupassant
¿Qué espera? ¿Amor? Unos cuantos besos más, y será usted impotente. ¿Y qué más, después? ¿Dinero? ¿Para qué? ¿Para pagarse mujeres? ¡Bonita dicha! ¿Para comer mucho, volverse obeso y gritar noches enteras con las mordeduras de la gota?
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Bel Ami de Guy de Maupassant
Toda esa gente, ya ve usted, son unos mediocres, porque tienen la mente entre dos muros - el dinero y la política-. Son unos redichos, querido, con quienes resulta imposible hablar de nada; de nada cuanto nosotros amamos.
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Bel Ami de Guy de Maupassant
A fin de dar al periódico un cariz literario y parisiense, se había ligado él a dos escritorios célebres en dos diferentes géneros, Jacques Rival, cronista de actualidad, y Norbert de Varenne, poeta y cronista fantástico o, mejor dicho cuentista según la nueva escuela.
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Bel Ami de Guy de Maupassant
Puesto que ella tenía deseos que él no podía satisfacer de momento, ¿no era muy natural que los pagase, en vez de privarse de ellos?
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Bel Ami de Guy de Maupassant
La miraba, irritado por el misterio encerrado en aquella cabeza linda y muda y que pensaba, acaso en ese mismo momento, en el otro, en los otros, con añoranza. Cuánto le hubiera gustado mirar en ese recuerdo, escudriñarlo, y saberlo todo
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Bel Ami de Guy de Maupassant
¡Por fin tenía una, una mujer casada! ¡Una mujer de mundo! ¡Del verdadero mundo, del mundo parisiense! ¡Qué fácil es inesperado había sido!
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Bel Ami de Guy de Maupassant
Vivía con la obsesión de su imagen, como cierre. A veces cuando se han pasado unas horas encantadoras cerca de un ser. Diríase que se sufre una posesión extraña, íntima, confusa, turbadora y exquisita
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Bel Ami de Guy de Maupassant
Imaginaba una magnífica aventura de amor que lo conducía, de un solo golpe, a la realización de su esperanza. Se casaba con la hija de un banquero o de un gran señor.
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Bel Ami de Guy de Maupassant
Las paredes tapizadas de un papel gris con ramilletes azules, tenían tantas manchas como flores, manchas antiguas, sospechosas, de naturaleza indefinible, bichos aplastados o gotas de aceite, huellas de dedos untados de pomada o espuma de la palangana proyectada lavarse . Olía a miseria vergonzante.
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Bel Ami de Guy de Maupassant
¿Sabes que tienes verdadero éxito con las mujeres? Hay que cultivar eso, puede llevarte lejos.
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Bel Ami de Guy de Maupassant
Le gustaban, sin embargo, los lugares rebosantes de mujeres públicas, sus bailes, sus cafés, sus calles; le gustaba codearse con ellas, hablarles, tutearlas, aspirar sus perfumes violentos, sentirse cerca de ellas al fin y al cabo eran mujeres, mujeres de amor.
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Bel Ami de Guy de Maupassant
Caminaba igual que en la época en que vestía uniforme de húsares, con el pecho sacados, las piernas un poco entreabiertas, como si acabara de apearse del caballo... Tenía el aire de ir desafiando a alguien, a los transeúntes, las casas, la ciudad entera, como una gracia de guapo soldado caído en la vida civil
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Bola de sebo, Mademoiselle Fifi y otros cuentos de Guy de Maupassant
Habría podido salvar las apariencias haciendo decir al oficial que lo hacía por compasión a la angustia de sus compañeros. ¡Para ella eso tenía tan poca importancia!
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Bola de sebo, Mademoiselle Fifi y otros cuentos de Guy de Maupassant
Entre gente pobre, señor, hay que ayudarse… La guerra la hacen los peces gordos.
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Bola de sebo, Mademoiselle Fifi y otros cuentos de Guy de Maupassant
La verdad, ¿no es algo abominable matar gente, ya sean prusianos, ingleses, polacos o franceses? Si uno se venga de quien le ha hecho un daño comete un error y de hecho se le condena; pero cuando exterminan a nuestros chicos como si fueran piezas de caza, con fusiles, entonces se ve que está bien, pues incluso dan una medalla a quien se carga más. ¡Esto no conseguiré comprenderlo nunca!
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Bola de sebo y otros relatos de Guy de Maupassant
Estaban casi resentidos ahora con esa muchacha, por no haber ido a buscar secretamente al prusiano a fin de prepararles al despertar una buena sorpresa a sus compañeros. Hay algo más sencillo? Por otra parte, quién lo hubiera sabido? Hubiera podido salvar las apariencias haciendo decir al oficial que se apiadaba de ellos. Para ella eso tenía tan poca importancia!
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Bola de sebo y otros relatos de Guy de Maupassant
Si uno se venga de alguien que lo ha perjudicado esta mal, puesto que lo condenan; pero cuando exterminan a nuestros muchachos como presas de caza, con fusiles está bien, puesto que dan condecoraciones al que destruye más. No, creame usted, ¡nunca comprenderé esto!
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El Horla de Guy de Maupassant
Cuando permanecemos solos durante mucho tiempo, poblamos de fantasmas el vacío.
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