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Antología poética: El poeta. Es un fingidor: 3 de Fernando Pessoa
En el umbral de mi ser grandes misterios residen, y pajarracos que, al ver que lo tardo en trasponer, dudan y mis pasos miden. Son aves llenas de abismo como las que el sueño cría. Dudo, si pienso en mí mismo, y es para mí un cataclismo el umbral del alma mía. Al despertar soy dichoso y me alegro de la luz, aunque el día es enojoso; que el umbral es pavoroso y cada paso una cruz. |
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La hora del diablo de Fernando Pessoa
Pero yo nunca pretendí decir la verdad a nadie, en parte porque de nada sirve, y en parte porque no la conozco. Creo que mi hermano mayor, Dios todopoderoso, tampoco la sabe.
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Cartas a Ophelia de Fernando Pessoa
Adiós, amor mío, haz lo posible por quererme de verdad, por sentir mis sufrimientos, por desear mi bienestar; intenta, al menos, fingirlo.
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Cartas a Ophelia de Fernando Pessoa
El mal está en sentir la vida inmóvil y está en relación con el futuro más que con el presente o, mejor dicho, sólo con el presente en relación con el futuro.
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Cartas a Ophelia de Fernando Pessoa
No sé lo que quiere que le devuelva, cartas u otras cosas. Yo preferiría no devolverle nada, y conservar sus cartitas como memoria viva de un pasado muerto, como todos los pasados; como algo conmovedor en una vida, como la mía en la que el progreso de los años corre parejo al progreso de la desdicha y la desilusión.
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Cartas a Ophelia de Fernando Pessoa
El tiempo, que envejece las caras y el cabello, también envejece, pero aún más deprisa, las pasiones. La mayoría de la gente, porque es estúpida, consigue no darse cuenta de ello, y piensa que ama todavía porque ha contraído el hábito de sentirse amado.
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Cartas a Ophelia de Fernando Pessoa
No te extrañe descubrir cierto laconismo en mis cartas. Las cartas son para las personas con quienes no me interesa hablar; para ellas escribo de buena gana.
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Libro del desasosiego de Fernando Pessoa
Siempre fue mi deseo resultar agradable a los demás y mucho me ha dolido que siempre me fueran indiferentes. Huérfano de fortuna, tengo, como todos los huérfanos, necesidad de ser objeto de afecto por parte de alguien.
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Poemas de Fernando Pessoa
La poesía es asombro, admiración como la de un ser caído del cielo en plena consciencia de su caída y atónito ante las cosas.
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La hora del diablo de Fernando Pessoa
Me han insultado y me han calumniado desde el principio del mundo. Los propios poetas (amigos míos por naturaleza), que me defienden, no han sabido defenderme bien. Uno de ellos (un inglés llamado Milton) me hizo perder una batalla indefinida que nunca llegó a realizarse. Otro (un alemán llamado Goethe) me dio el papel de alcahuete en una tragedia de medio pelo
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La oligarquía de las bestias y otras ficciones políticas de Fernando Pessoa
Parece evidente que la legitimación de la inmoralidad no es posible, y por tanto el argumento es improcedente y absurdo.
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Poesía VIII. Mensaje de Fernando Pessoa
¡Oh mar salado, cuánta de tu sal son lágrimas de Portugal! Para que te cruzáramos, ¡cuántas madres lloraron, cuántos hijos en vano rezaron! ¡Cuántas novias quedaron por casar para que fueses nuestro, oh mar! ¿Valió la pena? Todo vale la pena si el alma no es pequeña. Para pasar el cabo Bojador hay que pasar más allá del dolor. Dios dio el peligro y el abismo al mar, pero en él hizo al cielo reflejar. |
Libro del desasosiego de Fernando Pessoa
Estoy almorzando en este restaurante vulgar, y miro, más allá del mostrador, la figura del cocinero. ¿Qué vida es la de este hombre? Desde hace cuarenta años vive casi todo el día en una cocina; tiene unas breves vacaciones; duerme relativamente pocas horas; va de vez en cuando al pueblo, del que vuelve sin duda y sin pena; almacena lentamente dinero lento, que no se propone gastar; se pondría enfermo si tuviera que retirarse de su cocina para irse (definitivamente) a los campos que ha comprado en Galicia; está en Lisboa hace cuarenta años y nunca ha ido, ni siquiera, a la Rotonda ni a un teatro, y tiene un solo día de Coliseo: payasos en los vestigios interiores de su vida. Se casó no sé cómo ni por qué, tiene cuatro hijos y una hija, y su sonrisa, al inclinarse, desde el lado de allá del mostrador hacia donde estoy, expresa una gran, una solemne, una contenta felicidad.
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¿Cuántas novelas hay en la serie Harry Potter?