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Yoga de Emmanuel Carrère
...Ayer, además de inquietarme me odiaba, lo cual es concederse demasiada importancia, pero eso es lo que pienso hoy...
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Yoga de Emmanuel Carrère
...Me pregunto a quién le dolerá algo como a mí, quién se aburre, quién está en las nubes, quién se vuelve loco. En rollos de este tipo hay muchos muy locos, hay muchos en todas partes, pero quizá más entre los que buscan sentido y serenidad...
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Yoga de Emmanuel Carrère
...La mente se escapa continuamente. Se escapa del presente, se escapa de la realidad, que son lo mismo, ya que sólo el presente es real...
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Yoga de Emmanuel Carrère
...No hay más remedio que admitir que la última frase era la última, y ahora dependemos de nosotros mismos.
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El Reino de Emmanuel Carrère
Porque se vio forzado a reconocer que no formaba parte de la feliz familia de los hombres que aman la vida en la tierra, que es pródiga con ellos y es la única que quieren. Formaba parte de otra familia, la de los inquietos, los melancólicos, los que creen que la vida está en otra parte. Pág. 239. |
El Reino de Emmanuel Carrère
La vida del hombre vale más que la de un dios por la sencilla razón de que es la verdadera. Un sufrimiento auténtico vale más que una felicidad ilusoria. Pág. 238. |
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El Reino de Emmanuel Carrère
Decía: Eres una oruga destinada a convertirse en mariposa. Si se pudiese explicar a la oruga lo que le espera, sin duda le costaría comprenderlo. Pág. 142 |
El Reino de Emmanuel Carrère
Mañana por la noche iré a la misa de Pascua ortodoxa, con Anne y mis padres. Les besaré diciendo Kristos voskres, “Cristo ha resucitado”, pero ya no lo creeré. Te abandono, Señor. Tú no me abandones. Pág. 115 |
El adversario de Emmanuel Carrère
No he sido nunca tan libre, la vida nunca ha sido tan hermosa. Soy un asesino, tengo la imagen más vil que pueda existir en la sociedad, pero es más fácil de soportar que los veinte años anteriores de mentiras
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Compendium Carrère (El adversario, Una novela rusa, De vidas ajenas) de Emmanuel Carrère
Creo que hay personas cuyo núcleo central tiene una fisura prácticamente desde el principio, y que, a pesar de todos sus esfuerzos, su valentía, su buena voluntad, no pueden vivir realmente, y que una de las maneras en que la vida, que quiere vivir, se abre un camino en ellos es quizá la enfermedad, y no una cualquiera: el cáncer.
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Compendium Carrère (El adversario, Una novela rusa, De vidas ajenas) de Emmanuel Carrère
Para vivir felices, vivamos escondidos. Philippe no lo formula así, pero así lo entiendo y lo siento mientras habla, yo, tan alejado de esta sabiduría, yo, que vivo en la insatisfacción, la tensión perpetua, que persigo sueños de gloria y destrozo mis amores porque me imagino que en otra parte, algún día, más tarde, encontraré algo mejor.
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Compendium Carrère (El adversario, Una novela rusa, De vidas ajenas) de Emmanuel Carrère
En ruso no escribo lo que quiero, sino lo que puedo: mi pobreza acude en mi auxilio. Ya no me pregunto qué escribir, sino cómo. Construir una frase que se sostenga ya me parece hermoso. [...] Gracias al ruso, me parece que se me revela mi primer rostro.
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Compendium Carrère (El adversario, Una novela rusa, De vidas ajenas) de Emmanuel Carrère
Gozaba sufriendo de una manera particular mía y me convertía en un escritor. Hoy día ya me he cansado. Ya no soporto ser prisionero de este guion triste e inmutable, sea cual sea el punto de partida en que me encuentre para tejer una historia de locura, de hielo, de encierro, para dibujar el plano de la trampa que debe destruirme.
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Compendium Carrère (El adversario, Una novela rusa, De vidas ajenas) de Emmanuel Carrère
De que Jean-Claude Romand no representa una farsa para los demás, de eso estoy seguro; pero el mentiroso que hay en él, ¿no la representa para sí mismo? Cuando Cristo entra en su corazón, cuando la certeza de ser amado, a pesar de todo, hace que rueden por sus mejillas lágrimas de alegría, ¿no sigue siendo el adversario quien le engaña?
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Compendium Carrère (El adversario, Una novela rusa, De vidas ajenas) de Emmanuel Carrère
Habría sido dulce y cálida, aquella vida en familia. Ellos creían que lo era. Pero él sabía que estaba podrida por dentro, que en un solo instante, ni un gesto, ni siquiera el sueño de los cuatro escapaban a la podredumbre. Había crecido en el interior de Jean-Claude, poco a poco lo había devorado todo desde dentro sin que desde fuera se viese nada, y ahora no quedaba nada más que hacer, no quedaba más que la ponzoña que iba a reventar la cáscara y mostrarse a plena luz. Iban a encontrarse desnudos, indefensos, en el frío y el horror, y en eso consistiría la única realidad. Era ya, aunque no lo supiesen, la única realidad.
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Compendium Carrère (El adversario, Una novela rusa, De vidas ajenas) de Emmanuel Carrère
Despojarse de la piel del doctor Romand equivaldría a encontrarse sin piel, más que desnudo, desollado.
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Compendium Carrère (El adversario, Una novela rusa, De vidas ajenas) de Emmanuel Carrère
Cuando hacía su entrada en el escenario doméstico de su vida, todos pensaban que venía de otro escenario donde interpretaba un papel distinto, el del hombre importante [...], y que volvería a adoptarlo al marcharse de casa. Pero no existía otro escenario, no existía otro público ante el cual interpretar el otro personaje. Fuera, se encontraba desnudo. Volvía a la ausencia, al vacío, al blanco, que no eran un percance de ruta sino la única experiencia de su vida.
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Compendium Carrère (El adversario, Una novela rusa, De vidas ajenas) de Emmanuel Carrère
Me pregunté lo que Jean-Claude sentiría en su coche. ¿Gozo? ¿Un júbilo sarcástico ante la idea de engañar tan magistralmente a su entorno? Yo estaba convencido de que no. ¿Angustia? ¿Se imaginaba cómo terminaría todo aquello, la forma en que estallaría la verdad y lo que ocurriría a continuación? ¿O bien no sentía nada en absoluto? ¿Se convertía, a solas, en una máquina de conducir, de caminar, de leer, sin pensar ni sentir realmente, un doctor Romand residual y anestesiado? Una mentira, normalmente, sirve para encubrir una verdad, algo vergonzoso, quizá, pero real. La suya no encubría nada. Bajo el falso doctor Romand no había un auténtico Jean-Claude Romand.
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¿Cómo se llama el presentador de Los Juegos del Hambre?