El castillo ambulante de Diana Wynne Jones
-¡Soy un cobarde! ¡La única manera de atreverme a hacer algo tan terrorífico como esto es convencerme a mí mismo de que no lo voy a hacer!
|
Calificación promedio: 5 (sobre 221 calificaciones)
/
El castillo ambulante de Diana Wynne Jones
-¡Soy un cobarde! ¡La única manera de atreverme a hacer algo tan terrorífico como esto es convencerme a mí mismo de que no lo voy a hacer!
|
El castillo ambulante de Diana Wynne Jones
Tienes un instinto especial, Sophie —continuó Howl—. Contigo nada está a salvo. Si decidiera cortejar a una doncella que viviera en un iceberg en el medio del océano, antes o después, probablemente antes, levantaría la vista y te vería volando por allí en una escoba. De hecho, me llevaría una decepción si no fuera así.
|
El castillo ambulante de Diana Wynne Jones
¡Estoy aquí para limpiar! -le gritó Sophie. -Entonces vaya encontrándole otro sentido a su vida.- dijo Howl |
El castillo en el aire de Diana Wynne Jones
-Las mujeres no cuentan- replicó el sultán-. Por tanto, es imposible ser injusto con ellas.
|
El castillo ambulante de Diana Wynne Jones
Los que poseen habilidades tan grandes no pudieran resistirse al peligro de acariciar una destreza adicional, que tiene como resultado un error fatal y desata un lento declive hacia el mal.
|
El castillo ambulante de Diana Wynne Jones
Descubrio que ser una vieja no le impedia disfrutar de la vista y el aroma de las flores de espino en los setos, pese a que veia algo borroso.
|
El castillo ambulante de Diana Wynne Jones
En el pais de Ingary, donde existen cosas como las botas de siete leguas o las capas de invisibilidad, ser la mayor de tres hermanos es bastante desafortunado. Todo el mundo sabe que seras el primero en fracasar, y de la peor manera, si los tres vais en busca de fortuna.
|
El castillo ambulante de Diana Wynne Jones
—Por eso me gustan las arañas. Si al principio no lo consiguen, lo vuelven a intentar.
|
El castillo en el aire de Diana Wynne Jones
—Quiero dibujos de cada tamaño, forma y tipo de hombre que hayas visto nunca. Dibújame reyes y pobres, mercaderes y obreros, gordos y delgados, jóvenes y viejos, guapos y feos, y también hombres corrientes. Si no conoces alguno de estos tipos, te pido que te los inventes, oh, parangón de los pinceles. ¡Y si tu invención falla, lo que considero improbable, oh, aristócrata de los artistas, entonces todo lo que necesitas es volver tus ojos hacia el mundo, observar y copiar!
|
|
El invierno en...