Todos los días son nuestros de Catalina Aguilar Mastretta
Lo compartido debería celebrarse en vez de dejarse atrás. «¡Qué maravilla esos cinco minutos en los que nos conocimos mejor que nadie! ¿No te parece? ¡Qué maravilla ese segundo en el que éramos lo único que existía sobre las estrellas del otro!»
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