Todos los días son nuestros de Catalina Aguilar Mastretta
Los halagos tenían que sentirse sinceros para valer y se volvían cada vez más difíciles de ofrecer. Las declaraciones de amor se esperan y no se agradecen.
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Todos los días son nuestros de Catalina Aguilar Mastretta
Los halagos tenían que sentirse sinceros para valer y se volvían cada vez más difíciles de ofrecer. Las declaraciones de amor se esperan y no se agradecen.
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