La novia gitana de Carmen Mola
El tiempo que tengamos es un regalo del que debemos disfrutar y aprovechar.
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La novia gitana de Carmen Mola
El tiempo que tengamos es un regalo del que debemos disfrutar y aprovechar.
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La novia gitana de Carmen Mola
Él siempre ha querido tener un perro. A veces, cuando lo oía por la noche, imaginaba que ese perro era suyo.
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La novia gitana de Carmen Mola
Quisiera que fuera amor, aquel amor verdadero, lo que siento y lo que me hace pensar en ti. Quisiera poderte decir que te amo hasta morir porque es lo que deseas de mí. |
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La novia gitana de Carmen Mola
Resulta muy violento curiosear entre las posesiones de un muerto, mucho más ser el primero que lo hace. Entrar en una casa que estaba esperando a su propietario, sin que él hubiera podido hacer nada para ocultar de la vista lo que no quería que nadie viera.
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La novia gitana de Carmen Mola
No es sencillo educar a una hija cuando estás convencido de que ella debe ser libre, tomar sus propias decisiones y cometer sus propios errores.
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La novia gitana de Carmen Mola
Le fiaría su vida si fuera preciso, aunque espera que no lo sea: a Elena no le gusta dejar nada importante en manos de nadie que no sea ella misma.
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La novia gitana de Carmen Mola
Cuando estás aquí conmigo, esta habitación no tiene paredes, sino árboles, árboles infinitos.
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La novia gitana de Carmen Mola
Todos nos ponemos máscaras, inventamos personajes con los que protegernos.
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El Infierno de Carmen Mola
Ha visto el océano de la esclavitud, ese magma podrido sobre el que se edifican las maravillosas mansiones de Cuba.
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El Infierno de Carmen Mola
No necesitaba seguir luchando contra este mundo, que siempre es más cruel con nosotras que con los hombres, que es tan injusto porque tu suerte suele estar echada al nacer.
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El Infierno de Carmen Mola
Aunque no sea carnaval, la aristocracia habanera continúa llevando máscaras: los gestos dolientes, misericordiosos, con los que siguen la homilía son el disfraz de negreros de traficantes de esclavos y de un asesino brutal
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La Nena de Carmen Mola
Ya en la alcoba, tras la cena, espera a su marido. Piensa que ahora sí querrá yacer con ella y se prepara, se pone un camisón que le regaló una de las chicas del club, uno que usaba con los clientes y que, según le dijo, encendía a los hombres.
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La red púrpura de Carmen Mola
Una chica ha aparecido en la imagen y está de pie junto a la silla. Parece aturdida, aunque todos saben que no la habrán sedado. Nadie quiere ahorrarle sufrimiento, al contrario: cuanto peor lo pase, mejor será el espectáculo. Si no sintiera dolor, no valdría la pena, sería como ver una operación en un quirófano, ¿quién paga para asistir al trabajo de los cirujanos? Ellos gastan su dinero para ver sufrir y morir.
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La novia gitana de Carmen Mola
Le duele el tobillo, tiene marcados los dientes del animal. También tiene el zapato manchado de sangre. Se lo quita y descubre la herida que el perro le hizo en su primer ataque. Con el miedo ni siquiera se había dado cuenta.
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Gregorio Samsa es un ...