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El laberinto de los espíritus de Carlos Ruiz Zafón
La mayoría de los mortales nunca llegamos a conocer nuestro verdadero destino; simplemente somos atropellados por él. Para cuando levantamos la cabeza y lo vemos alejarse por la carretera ya es tarde, y el resto del camino lo tenemos que hacer por la cuneta de aquello que los soñadores llaman la madurez. La esperanza no es más que la fe de que ese momento no haya llegado todavía, de que acertemos a ver nuestro verdadero destino cuando se acerque y podamos saltar a bordo antes de que la oportunidad de ser nosotros mismos se desvanezca para siempre y nos condene a vivir de vacío, añorando lo que debió ser y nunca fue.
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El laberinto de los espíritus de Carlos Ruiz Zafón
No hay libros modestos, sino ignorancias soberbias.
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El laberinto de los espíritus de Carlos Ruiz Zafón
El mundo es simplemente un espejo de quienes lo formamos y no es ni más ni menos que lo que hacemos de él entre todos.
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El laberinto de los espíritus de Carlos Ruiz Zafón
Siempre hay quien ha recibido peores cartas que uno mismo en la partida de la vida.
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El laberinto de los espíritus de Carlos Ruiz Zafón
A veces hay muertos que no se quedan muertos del todo.
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El laberinto de los espíritus de Carlos Ruiz Zafón
Cualquiera que aspire a conservar su sano juicio necesita de un lugar en el mundo en el que pueda y desee perderse. Ese lugar, el último refugio, es un pequeño anexo del alma al que, cuando el mundo naufraga en su absurda comedia, uno siempre puede correr a encerrarse y extraviar la llave.
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El laberinto de los espíritus de Carlos Ruiz Zafón
Un año es mucho para los tiempos que corren. Estos días la gente olvida rápido.
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El laberinto de los espíritus de Carlos Ruiz Zafón
El autoengaño es el secreto de toda empresa imposible.
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El juego del ángel de Carlos Ruiz Zafón
Cuanto había aprendido en la guerra era a matar a otros hombres como él antes de que ellos le matasen, siempre en nombre de causas grandiosas y huecas que se revelaban mas absurdsas y viles cuanto más cerca del combate se estaba.
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La sombra del viento de Carlos Ruiz Zafón
Nunca te fíes de nadie, Daniel, especialmente de la gente a la que admiras. Ésos son los que te pegarán las peores puñaladas.
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El juego del ángel de Carlos Ruiz Zafón
Nada es justo. A lo máximo que se puede aspirar es a que sea lógico.
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Marina de Carlos Ruiz Zafón
Mijail fue simplemente un hombre que creía que su destino era engañar a la muerte antes de que ella le engañase a él
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El juego del ángel de Carlos Ruiz Zafón
Un escritor nunca olvida la primera vez que acepta unas monedas o un elogio a cambio de una historia. Nunca olvida la primera vez que siente el dulce veneno de la vanidad en la sangre y cree que, si consigue que nadie descubra su falta de talento, el sueño de la literatura será capaz de poner techo sobre su cabeza, un plato caliente al final del día y lo que más anhela: su nombre impreso en un miserable pedazo de papel que seguramente vivirá más que él. Un escritor está condenado a recordar ese momento, porque para entonces ya está perdido y su alma tiene precio.
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La sombra del viento de Carlos Ruiz Zafón
Las personas estamos dispuestas a creer cualquier cosa antes que la verdad.
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El laberinto de los espíritus de Carlos Ruiz Zafón
-Si los libros hablasen no habría tanto sordo por ahí. Lo que tiene que hacer usted, Fernandito, es empezar a evitar que los demás le escriban el diálogo. Use la cabeza que Dios le ha plantado sobre las cervicales y hágase usted mismo el libreto, que la vida está llena de estraperlistas ávidos de rellenarle al respetable los sesos con las bobadas que les convienen para seguir manteniéndose subidos al burro y con la zanahoria en ristre. ¿Lo entiende?
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Las luces de septiembre de Carlos Ruiz Zafón
Sé que me esperarás y sé que te reconoceré entre la gente, como te reconocería aunque hubiesen pasado mil años. Lo sé desde hace tiempo.
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La sombra del viento de Carlos Ruiz Zafón
Hubo un tiempo en mi vida en que creí que nada tenía más fuerza que el amor. Y es cierto que la tiene, pero su fuerza es minúscula y palidece frente al fuego del odio.
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El prisionero del cielo de Carlos Ruiz Zafón
La única buena costumbre que él defendía era la de leer. El resto era asunto de cada uno.
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¿Quién es autor del libro?