La Ciudad de Vapor de Carlos Ruiz Zafón
Supo entonces que que sobre aquella roca empezaría a construir un santuario, un cementerio de ideas e invenciones, de palabras y prodigios que crecería sobre las cenizas del Príncipe de Parnaso, y que algún día albergaría la mayor de las bibliotecas, aquella en la que toda obra perseguida o despreciada por la ignorancia y la malicia de los hombres iría a parar a la espera de volver a encontrar al lector que todo libro lleva dentro.
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