El Gran Rojo de Benito Olmo
Ayla abrazó y se dejó abrazar. Lloró y consoló. Y supo que por muy mal que anduvieran las cosas siempre hay tiempo para un abrazo.
|
El Gran Rojo de Benito Olmo
Ayla abrazó y se dejó abrazar. Lloró y consoló. Y supo que por muy mal que anduvieran las cosas siempre hay tiempo para un abrazo.
|
Tinta y fuego de Benito Olmo
Los libros son visitantes incómodos que colonizan cualquier espacio. Dicen que, si colocas un ejemplar en un rincón de la casa, a los pocos días aparecerán de la nada algunos más junto a él, como si se hubieran reproducido.
|
El Gran Rojo de Benito Olmo
El único momento de paz llega entre canción y canción. La pausa apenas dura unos segundos, pero constituye un remanso de tranquilidad y permite oír con total nitidez el sonido de las vidas de todos aquellos tipos yéndose a la mierda.
|
Tinta y fuego de Benito Olmo
Mírame, Greta: soy el hombre más rico sobre la faz de la Tierra. Tengo en mi poder todo el tiempo del mundo.
|
Tinta y fuego de Benito Olmo
Muchas veces olvidamos que no hablar de los problemas no hace que estos desaparezcan, sino todo lo contrario. Los recuerdos envejecen mal, sobre todo cuando son amargos.
|
El Gran Rojo de Benito Olmo
El caballo galopa de vena en vena. Lo destroza todo a su paso, dejando tras de sí un rastro de desolación con trazas de irreparable.
|
|
La tragedia del girasol de Benito Olmo
Supo que se había ganado la antipatía de todo el grupo y, para celebrarlo, cuando llegó la cerveza la alzó en su dirección a modo de saludo. Solo uno de ellos levantó tímidamente su refresco, sin saber muy bien a qué venía aquel brindis, mientras los demás gorilas continuaban mirándolo sin disimular su irritación.
|
La maniobra de la tortuga de Benito Olmo
... donde el sol empezaba a emerger tras la catedral fundiendo su característica silueta en un color negro tan oscuro que se confundía con el resto de edificaciones a su alrededor. Durante algunos minutos el cielo se tintó de matices violetas, naranjas y rosas antes de adquirir una tonalidad límpida y uniforme...
|
La maniobra de la tortuga de Benito Olmo
Años de matrimonio con un hombre déspota y dominante que la habían convertido en una pusilánime, mermando su capacidad para establecer relaciones personales o entablar una simple conversación que fuera más allá de un saludo y algunas palabras corteses.
|
La maniobra de la tortuga de Benito Olmo
Mujeres con la autoestima hecha pedazos, que han pasado tanto tiempo bajo el yugo de un maltratador que ya no saben vivir de otra manera y cuya reinserción en la sociedad resulta lenta y dolorosa.
|
La maniobra de la tortuga de Benito Olmo
No había nada más descorazonador que eso, pensó. La imagen de quien ha pasado toda su vida tratando de proteger a una hija y, de repente, descubre que no ha sido suficiente.
|
La maniobra de la tortuga de Benito Olmo
[…] cualquier persona, sometida al estímulo adecuado, es capaz de matar a otra […].
|
El Gran Rojo de Benito Olmo
"Es como si las autoridades hubieran querido concentrar todos los vicios de la ciudad en un mismo sitio, para tenerlos controlados y que no se extiendan e infecten al resto de la urbe."
|
Benito Olmo
Lo que tenía ante él respondía más bien a un sentimiento enfermizo, que colapsaba la parte más racional de su cerebro y le nublaba el juicio y la capacidad de pensar por sí mismo, convirtiéndolo en un títere en manos de aquella mujer. «Como un girasol -se dijo-, condenado hasta el final de sus días a seguir el movimiento del sol que le da la vida; el mismo sol que al cabo de unas semanas se la quitará, achicharrándolo».
|
La tragedia del girasol de Benito Olmo
- El miércoles vendrá a Cádiz un ricachón, un tipo llamado Carlos Ferraro - extrajo una tarjeta de visita y la colocó sobre la barra -. Están organizando el dispositivo de seguridad para su protección y buscan personal. Nos han preguntado si conocemos a alguien, y me he acordado de ti.
|
La tragedia del girasol de Benito Olmo
¿Por qué no podía dejarlo estar sin más? Al fin y al cabo, aquella no era su guerra y no tenía mucho más que hacer allí. Sin embargo, su intuición le empujó a seguir esperando, incapaz de echarse a un lado y dejar que otros tomaran las decisiones por él.
|
La tragedia del girasol de Benito Olmo
Bianquetti supo que aquel hombre acababa de comprender que la venganza no iba a mitigar en absoluto la tristeza por la pérdida de su hija.
|
La tragedia del girasol de Benito Olmo
-¿Sabes cuál es el problema? Que siempre estás intentando protegerme. -No, el problema es que lo hago de pena. |
La tragedia del girasol de Benito Olmo
Aquel hombre estaba enamorado, decidió, y no le había dado mayor importancia de haberse tratado de un enamoramiento sano, sensato. Sin embargo, lo que tenía ante él respondía más bien a un sentimiento enfermizo, que colapsaba la parte más racional de su cerebro y le nublaba el juicio y la capacidad de pensar por sí mismo, convirtiéndolo en un títere en manos de aquella mujer. "Como un girasol - se dijo -, condenado hasta el fin de sus días a segir el movimiento del sol que le da la vida; el mismo sol que al cabo de unas semanas se la quitará, achicharrándolo".
|
Moby Dick, Herman Melville