San Manuel Bueno, mártir de Miguel De Unamuno
Opio, sí. Démosle opio, y que duerma y que sueñe. Yo mismo con esta mi loca actividad me estoy administrando opio. Y no logro dormir bien y menos soñar bien.
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San Manuel Bueno, mártir de Miguel De Unamuno
Opio, sí. Démosle opio, y que duerma y que sueñe. Yo mismo con esta mi loca actividad me estoy administrando opio. Y no logro dormir bien y menos soñar bien.
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Del sentimiento trágico de la vida de Miguel De Unamuno
Porque, unos creen en la ciencia, en el estudio , y otros creen en la persona, en la inspiración y hasta en la ignorancia.
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Antología poética de Miguel De Unamuno
Sombra de humo ¡Sombra de humo cruza el prado! ¡Y que se va tan de prisa! ¡No da tiempo a la pesquisa de retener lo pasado! Terrible sombra de mito que de mi propio me arranca, ¿es acaso una palanca para hundirse en lo infinito? Espejo que me deshace mientras en él me estoy viendo, el hombre empieza muriendo desde el momento en que nace. El haz del alma te ahuma del humo al irse a la sombra, con su secreto te asombra y con su asombro te abruma. |
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Niebla de Miguel De Unamuno
Pues porque a la gente le gusta la conversación por la conversación misma, aunque no diga nada. Hay quien no resiste un discurso de media hora y se está tres horas charlando en un café. Es el encanto de la conversación, de hablar por hablar, de hablar roto e interrumpido.
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Miguel De Unamuno
Leer, leer, leer, el alma olvida las cosas que pasaron. Se quedan las que quedan, las ficciones, las flores de la pluma, las solas, las humanas creaciones, el poso de la espuma. |
Niebla de Miguel De Unamuno
¡Pues sí, soy español, español de nacimiento, de educación, de cuerpo, de espíritu, de lengua y hasta de profesión y oficio; español sobre todo y ante todo, y el españolismo es mi religión, y el cielo en que quiero creer es una España celestial y eterna y mi Dios un Dios español, el de Nuestro Señor Don Quijote, un Dios que piensa en español y en español dijo: ¡sea la luz!, y su verbo fue verbo español...!
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San Manuel Bueno, mártir de Miguel De Unamuno
Así me ha hecho Dios. Yo no podría soportar las tentaciones del desierto. Yo no podría llevar solo la cruz del nacimiento.
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El espejo de la muerte de Miguel De Unamuno
Un caso curioso, que hay que relacionar con las actividades literarias de Unamuno, concretamente las de carácter poético, es el que plantea el relato titulado Cruce de caminos, que está compuesto en verso aunque reproducido a renglón seguido.
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Niebla de Miguel De Unamuno
“Los hombres no sucumbimos a las grandes penas y a las grandes alegrías. Y es porque esas penas y esas alegrías vienen embozadas en una inmensa niebla de pequeños incidentes. Y la vida es esto, niebla. La vida es una nebulosa.”
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La tía Tula de Miguel De Unamuno
Pero Ramiro, que llevaba el alma toda a flor de los ojos, no creyó ver más que a Rosa, y a Rosa se dirigió desde luego.
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Antología poética de Miguel De Unamuno
Hay que ganar la vida que no fina, con razón, sin razón o contra ella. |
Antología poética de Miguel De Unamuno
Hiéreme frente y pecho el sol desnudo del terrible saber que sed no muda; no bebo agua de vida, pero sudo y me amarga el sudor, el de la duda: sácame, Cristo, este espíritu mudo, creo, tú a mi incredulidad ayuda. |
Antología poética de Miguel De Unamuno
Los dioses lloran, los dioses lloran cuando muere el perro que les lamió las manos, que les miró a los ojos, y al mirarles así les preguntaba: ¿a dónde vamos? |
Antología poética de Miguel De Unamuno
La quietud sujetó con recia mano al pobre perro inquieto, y para siempre fiel se acostó en su madre piadosa tierra. Sus ojos mansos no clavará en los míos con la tristeza de faltarle el habla; no lamerá mi mano ni en mi regazo su cabeza fina reposará. |
Niebla de Miguel De Unamuno
Y hay que corroer. Y hay que confundir. Confundir sobre todo, confundirlo todo. Confundir el sueño con la vela, la ficción con la realidad, lo verdadero con lo falso; confundirlo todo en una sola niebla.
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San Manuel Bueno, mártir de Miguel De Unamuno
«¿La verdad? La verdad, Lázaro, es acaso algo terrible, algo intolerable, algo mortal; la gente sencilla no podría vivir con ella». «¿Y por qué me la deja entrever ahora aquí, como en confesión?», le dije. Y él: «Porque si no, me atormentaría tanto, tanto, que acabaría gritándola en medio de la plaza, y eso jamás, jamás, jamás. Yo estoy para hacer vivir a las almas de mis feligreses, para hacerles felices, para hacerles que se sueñen inmortales y no para matarles. Lo que aquí hace falta es que vivan sanamente, que vivan en unanimidad de sentido, y con la verdad, con mi verdad, no vivirían. Que vivan. Y esto hace la Iglesia, hacerles vivir. ¿Religión verdadera? Todas las religiones son verdaderas en cuanto hacen vivir espiritualmente a los pueblos que las profesan, en cuanto les consuelan de haber tenido que nacer para morir, y para cada pueblo la religión más verdadera es la suya, la que le ha hecho. ¿Y la mía? La mía es consolarme en consolar a los demás, aunque el consuelo que les doy no sea el mío».
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Niebla de Miguel De Unamuno
Y así, sin término, devanando la madeja de nuestro destino, deshaciendo todo el infinito que en una eternidad nos ha hecho, caminando a la nada, sin llegar nunca a ella, pues que ella nunca fue.
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Niebla de Miguel De Unamuno
Al aparecer Augusto a la puerta de su casa extendió el brazo derecho, con la mano palma abajo y abierta, y dirigiendo los ojos al cielo quedóse un momento parado en esta actitud estatuaria y augusta. No era que tomaba posesión del mundo exterior, sino era que observaba si llovía. Y al recibir en el dorso de la mano el frescor del lento orvallo frunció el sobrecejo. Y no era tampoco que le molestase la llovizna, sino el tener que abrir el paraguas. ¡Estaba tan elegante, tan esbelto, plegado y dentro de su funda! Un paraguas cerrado es tan elegante como es feo un paraguas abierto.
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¿Quién escribió la saga?