Memoria de mis putas tristes de Gabriel García Márquez
El primer síntoma de la vejez es que uno empieza a parecerse a su padre.
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Memoria de mis putas tristes de Gabriel García Márquez
El primer síntoma de la vejez es que uno empieza a parecerse a su padre.
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Cien años de soledad de Gabriel García Márquez
En Macondo no ha pasado nada, ni está pasando ni pasará nunca. Este es un pueblo feliz.
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El amor en los tiempos del cólera de Gabriel García Márquez
"El problema con el matrimonio es que se acaba todas las noches después de hacer el amor, y hay que reconstruirlo todas las mañanas antes del desayuno."
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El amor en los tiempos del cólera de Gabriel García Márquez
En el curso de los años ambos llegaron por distintos caminos a la conclusión sabía de qué no era posible vivir juntos de otro modo: nada en este mundo era más difícil que el amor.
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El amor en los tiempos del cólera de Gabriel García Márquez
Siempre era así: cualquier acontecimiento, bueno o malo, tenía alguna relación con ella.
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Memoria de mis putas tristes de Gabriel García Márquez
Recuerdo que yo estaba leyendo en la hamaca del corredor, y la vi por casualidad inclinada en el lavadero con una falda tan corta que dejaba al descubierto sus curvas suculentas. Presa de una fiebre irresistible se la levanté por detrás, le bajé las pantaletas hasta las rodillas y la embestí en reversa. Ay, señor, dijo ella, con un quejido lúgubre, eso no se hizo para entrar sino para salir. Un temblor profundo le estremeció el cuerpo, pero se mantuvo firme. Desde entonces tuve que aumentarle el sueldo con el cálculo de una monta al mes, siempre mientras lavaba la ropa y siempre en sentido contrario.
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Del amor y otros demonios de Gabriel García Márquez
[…] le hizo una explicación tan dramática que pareció el preludio de una condena al fuego eterno.
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El amor en los tiempos del cólera de Gabriel García Márquez
La memoria del corazón elimina los malos recuerdos y magnifica los buenos, y gracias a ese artilugio logramos sobrellevar el pasado.
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El amor en los tiempos del cólera de Gabriel García Márquez
Lo único que me duele de morir, es que no sea de amor.
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Relato de un náufrago de Gabriel García Márquez
Pensé que me estaba muriendo. Y esa idea me llenó de una extraña y oscura esperanza.
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El coronel no tiene quien le escriba de Gabriel García Márquez
Durante cincuenta y seis años -desde cuando terminó la última guerra civil- el coronel no había hecho nada distinto de esperar.
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Crónica de una muerte anunciada de Gabriel García Márquez
Me resistía a admitir que la vida terminara por parecerse tanto a la mala literatura.
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Cien años de soledad de Gabriel García Márquez
Había perdido en la espera la fuerza de los muslos, la dureza de los senos, el hábito de la ternura, pero conservaba intacta la locura del corazón
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Crónica de una muerte anunciada de Gabriel García Márquez
Yo había de preguntarles alguna vez a los carniceros si el oficio de matarife no revelaba un alma predispuesta para matar un ser humano.
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Del amor y otros demonios de Gabriel García Márquez
Diciembre había empezado mal, pero pronto recuperó sus tardes de amatista y sus noches de brisas locas.
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El general en su laberinto de Gabriel García Márquez
Ya tenemos la independencia, general, ahora díganos que hacemos con ella.
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Cien años de soledad de Gabriel García Márquez
Aquel fatalismo enciclopédico fue el principio de una gran amistad. Aureliano siguió reuniéndose todas las tardes con los cuatro discutidores, que se llamaban Alvaro, German, Alfonso y Gabriel, los primeros y últimos amigos que tuvo en la vida.
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El otoño del patriarca de Gabriel García Márquez
(...) pues ella había despertado en mitad de la noche sobresaltada por aquella voz profunda que describía el paraíso acuático de tus entrañas surcadas de atardeceres malva y vientos de alquitrán, aquella voz interior que le hablaba de pólipos de tus riñones, el acero tierno de tus tripas, el ámbar tibio de tu orina dormida en sus manantiales...
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¿Con qué frase empieza esta novela?