Cien años de soledad de Gabriel García Márquez
Uno no es de ninguna parte mientras no tenga un muerto bajo la tierra.
|
Cien años de soledad de Gabriel García Márquez
Uno no es de ninguna parte mientras no tenga un muerto bajo la tierra.
|
Cien años de soledad de Gabriel García Márquez
Úrsula comprendió entonces que no lo tendría en casa por mucho tiempo. "Si no es la guerra --pensó-- solo puede ser la muerte". Fue una suposición tan nítida, tan convincente, que la identificó como un presagio.
|
El amor en los tiempos del cólera de Gabriel García Márquez
¿Por qué te empeñas en hablar de lo que no existe? Más tarde le reprochó la terquedad estéril de no dejarse envejecer con naturalidad. Esa era, según ella, la causa de su precipitación y sus descalabros constantes en la evocación del pasado. No entendía cómo un hombre capaz de hacer las reflexiones que tanto apoyo le habían dado para sobrellevar la viudez, se enredaba de aquel modo infantil cuando trataba de aplicarlas a su propia vida.
|
El amor en los tiempos del cólera de Gabriel García Márquez
[...], y fue como un repaso fantasmal a la falacia de su propia vida. Hasta entonces lo había sostenido la ficción de que el mundo era el que pasaba, pasaban las costumbres, la moda: todo menos ella. Pero aquella noche vio por primera vez de un modo consciente cómo se le estaba pasando la vida a Fermina Daza, y cómo pasaba la suya propia, mientras él no hacía nada más que esperar.
|
Cien años de soledad de Gabriel García Márquez
Úrsula preguntó por dónde se habían ido los gitanos. Siguió preguntando en el camino que le indicaron, y creyendo que todavía tenía tiempo de alcanzarlos, siguió alejándose de la aldea, hasta que tuvo conciencia de estar tan lejos que ya no quiso regresar.
|
Cien años de soledad de Gabriel García Márquez
-Dime una cosa, compadre: ¿Por qué estás peleando? - dijo Aureliano. -Porque ha de ser, compadre- contestó el Coronel Gerineldo Marquéz-: por el gran partido liberal. -Dichoso tu que lo sabes- contestó el-. Yo, por mi parte, apenas ahora me doy cuenta de que estoy peleando por orgullo. -Eso es malo- dijo el Coronel Gerineldo Marquéz. Al coronel Aureliano Buendía le divirtió su alarma. -“Naturalmente”, dijo, "pero en todo caso, es mejor eso, que no saber por qué se pelea". Lo miró a los ojos, y agregó sonriendo: -O de pelear como tú, por algo que no significa nada para nadie. |
Cien años de soledad de Gabriel García Márquez
La soledad le había seleccionado los recuerdos, y había incinerado los entorpecedores montones de basura nostálgica que la vida había acumulado en su corazón, y había purificado, magnificado y eternizado los otros, los más amargos.
|
Cien años de soledad de Gabriel García Márquez
Cuya desaforada imaginación iba siempre más lejos que el ingenio de la naturaleza.
|
La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada de Gabriel García Márquez
* De unos renglones a un cuento * * En la edición de "Cien años de soledad" que utilizo, Circulo de Lectores de 1970, 49 párrafos relatan el devenir de una muchacha prostituida por su abuela. Al leer con detenimiento la historia, Gabriel García Márquez no menciona el nombre de ninguna de ellas. Sólo su historia y su encuentro con Aureliano. “Hacia la medianoche el calor era insoportable. Aureliano escuchó noticias hasta final sin encontrar ninguna que le interesara a su familia. Se disponía a regresar a casa cuando la matrona le hizo una señal con la mano. -Entra tú también -le dijo-. Sólo cuesta veinte centavos. Aureliano echó la moneda en la alcancía que la matrona tenía en las piernas y entró en el cuarto sin saber para qué. La mulata adolescente, con sus teticas de perra, estaba desnuda en la cama. Antes de Aureliano, esa noche, sesenta y tres hombres habían pasado por el cuarto... La muchacha quitó la sábana empapada y le pidió a Aureliano que la tuviera de un lado. Pesaba como un lienzo. La exprimieron, torciéndola por los extremos, hasta que recobró su peso natural... Esa noche, sesenta y tres hombres habían pasado por el cuarto... Dos años antes, muy lejos de allí, se había quedado dormida sin apagar la vela y había despertado cercada por el fuego. La casa donde vivía con la abuela que la había criado quedó reducida a cenizas. Desde entonces la abuela la llevaba de pueblo ...” * * “Cien años de soledad” había sido publicada en 1967. Cinco años más tarde, la historia de Eréndira es narrada en 67 páginas. Lo que supone más de una página por párrafo de la versión “primigenia” y constituyendo uno de los cuentos que componen este libro -es colocado el último- y dando título a este libro. * * Lo curioso (en otra ocasión lo relatar que hoy ya he escrito mucho) es que “Cien años de soledad” tampoco es el origen de esta historia. ¡Hay que remontarse más en las obras de García Márquez! + Leer más |
|
El amor en los tiempos del cólera de Gabriel García Márquez
El problema del matrimonio es que se acaba todas las noches después de hacer el amor, y hay que volverlo a reconstruir todas las mañanas antes del desayuno.
|
|
La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada de Gabriel García Márquez
–De todos modos el amor es tan importante como la comida –dijo la abuela. –Pero no alimenta. |
Yo no vengo a decir un discurso de Gabriel García Márquez
Creo que las vidas de todos nosotros serían mejores si cada uno de ustedes llevara siempre un libro en su morral
|
Cien años de soledad de Gabriel García Márquez
Al lado de José Arcadio Segundo estaba una mujer descalza, muy gorda, con dos niños de unos cuatro y siete años(...) José Arcadio se a caballo al niño en la nuca. Muchos años después, ese niño había de seguir contando, sin que nadie se lo creyera, que había visto al teniente leyendo con una bocina de gramo fono el decreto número 4 del jefe civil y militar de la provincia (...) y en tres artículos de ochenta palabras declaraba a los huelguistas cuadrilla de malhechores y facultada al ejército para matarlos a bala. (...) Señoras y señores-dijo el capitán, tienen cinco minutos para retirarse. Han pasas cinco minutos, dijo el capitán. Un minuto más y se hará fuego. (...) Embriagado por la tensión, por la maravillosa profundidad del silencio y, además, convencido de que nada haría mover a esa muchedumbre pasmada por la fascinación de la muerte, José Arcadio Segundo se empino por encima de las cabezas que tenía enfrente, y por primera vez en su vida levantó la voz. -¡Cabrones!-grito-Les regalamos el minuto que falta. (...) Muchos años después, el niño había de contar todavía, a pesar de que los vecinos seguían creyendolo un viejo chiflado, que José Arcadio Segundo lo levantó por encima de su cabeza, y se dejó arrastrar, casi en el aire, como flotando en el terror de la muchedumbre, hacia una calle adyacente mientras la masa desbocada empezaba a llegar a la esquina y la fila de ametralladoras abrió fuego. + Leer más |
La hojarasca de Gabriel García Márquez
Macondo fue para mis padres la tierra prometida, la paz y el Vellocino.
|
Cien años de soledad de Gabriel García Márquez
“El mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señarlarlas con el dedo”
|
Cien años de soledad de Gabriel García Márquez
“Había estado en la muerte, en efecto, pero había regresado porque no pudo soportar la soledad.”
|
Gabriel García Márquez
Hay un momento en que todos los obstáculos se derrumban, todos los conflictos se apartan, y a uno se le ocurren cosas que no había soñado, y entonces no hay en la vida nada mejor que escribir.
|
Memoria de mis putas tristes de Gabriel García Márquez
Quienes no cantan no pueden imaginar siquiera lo que es la felicidad de cantar.
|
¿Con qué frase empieza esta novela?