Cada siete olas de Daniel Glattauer
—Un mensaje como ése cada día, y sería la mujer más feliz del mundo. —Gracias, Emmi. Pero lamentablemente la felicidad no se compone de mensajes de correo electrónico. —¿De qué entonces? ¿De qué se compone la felicidad? ¡¡¡Dí-melo, me gustaría muchísimo saberlo!!! —De seguridades, intimidades, puntos en común, atenciones, vivencias, inspiraciones, ideas, fantasías, desafíos, objetivos. Y te aseguro que la lista está incompleta. |