Cada siete olas de Daniel Glattauer
—¿Sigues sintiendo alguna emoción cuando me escribes, Leo? Pues yo siento que ya no sientes ninguna. Y no es nada agradable sentir eso. —Tengo en mí gigantescos armarios y baúles repletos de emociones referidas a ti, Emmi. Pero también tengo la llave correspondiente. (...) —Pero esa llave gira en una sola dirección. Sólo cierra. Y dentro de los armarios te ahogan las emociones. —Mi sentido común se ocupa de que a mis emociones nunca les falte el aire. —Pero no las deja salir. Nunca están libres. Dispones de un limitado presupuesto emocional. Deberías trabajar en ello.(...) |