De diez ovaciones que la patria tributa a personas vivas y consideradas, nueve no tienen nada que ver con los méritos del glorioso homenajeado
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De diez ovaciones que la patria tributa a personas vivas y consideradas, nueve no tienen nada que ver con los méritos del glorioso homenajeado
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Lucien, poeta de credo religioso y monárquico, ha desafiado las luchas furibundas entre los partidos y ahora, se dice, ha venido a descansar de las fatigas de una lucha que sería extenuante incluso para unos atletas más fuertes aún que los poetas y los soñadores
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Se puede vivir con una duda en el corazón cuando el pasado no nos ofrece el cuadro de un afecto puro y sin nubes, pero para dos seres que han estado perfectamente unidos en otro tiempo la vida se vuelve insoportable cuando se ven obligados a medir cada mirada o palabra. Por eso los grandes poetas hacen morir a sus Pablos y Virginias al final de la adolescencia
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Ahí donde los canallas hacen las paces después de haberse asestado unas puñaladas, a los enamorados les basta con una simple mirada o palabra para romper definitivamente. El corazón guarda el recuerdo de una especie de perfección ideal, lo cual explica el motivo secreto de separaciones que a menudo resultan inexplicables
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Ya no me quieren. También para la familia, como para el mundo, hay que triunfar
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Aunque el espíritu difícilmente olvida y el interés se resienta aún, el corazón, a pesar de todos los pesares, reanuda su servidumbre
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No te censuro por haber intentado hacer revivir la noble familia en cuyo seno nací, pero, para tales empresas, es menester tener una fortuna y nobles sentimientos, y tú no posees ni lo uno ni lo otro. La confianza que teníamos puesta en ti se ha visto sustituida por la desconfianza
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La curiosidad del cura de Marsac había quedado completamente satisfecha, lo cual en todas las provincias de Francia es el fin principal del extraordinario interés que se siente por los demás
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Estos tres hombres, pues, se decían: «Para constituir una sociedad basada en el secreto hay que hacer experimentos, y para hacer esos experimentos es preciso liberar a David Séchard. Pero si le liberamos, se nos escapará de las manos». Todos, además, tenían sus segundas intenciones; Petit-Claud se decía: «Una vez casado, estaré en paz con los Cointet, pero mientras tanto los tengo en un puño». Cointet el largo se decía: «Preferiría tener encerrado a David, así sería yo el amo». El viejo Séchard pensaba: «Si pago las deudas de mi hijo, me despedirá dándome las gracias». Ève, atacada, amenazada por el viñador con ser echada
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Le voy a traducir en buen francés sus sentimientos —dijo el abogado con tono guasón—. Mire, papá Séchard, está usted celoso de su hijo. ¿Quiere oír la verdad? Ha puesto usted a David en la situación en que se encuentra al venderle su imprenta por el triple de su valor y le ha arruinado al obligarle a pagarle ese precio de usurero. No, no menee la cabeza; el periódico vendido a los Cointet, y cuyo precio usted se embolsó por entero, era lo único de valor de su imprenta… Y detesta usted a su hijo no sólo porque le ha despojado de todo, sino también porque ha hecho de él un hombre superior a usted. Finge que siente un gran cariño por su nieto para enmascarar la bancarrota sentimental que declara a su hijo y a su nuera, que le costarían dinero hic et nunc, mientras que su nieto sólo necesita de su cariño in extremis. Se muestra afectuoso con el pequeño sólo para aparentar que quiere a alguien de su familia y no ser tachado de insensible. Esto es lo que hay en el fondo de usted
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¿Cuál de los siguientes libros fue escrito por Gustave Flaubert?