No escribimos porque estemos locos, sino que lo hacemos a pesar de nuestra locura. Los poetas malditos de París usaron el ajenjo, el hachís, el opio, etcétera, para obtener estados anímicos especiales. Centenares de escritores han sido alcohólicos al grado máximo y, no obstante, han sido maravillosos escritores. Y entre los jóvenes hay la creencia, por demás falaz y un tanto mitológica, de que por eso se es genio, pues al estar alcoholizado se puede crear mejor, y lo mismo vale en cuanto al consumo de drogas. Pero no es así. Los psiquiatras aseguran que no se escribe por eso, sino a pesar de eso. Analizaron el caso de los tres Revueltas, el escritor, el pintor y el músico. No por ser alcohólicos eran creadores: ellos eran genios creadores desde antes, y también lo fueron después; y a pesar del alcoholismo, pudieron crear en ciertos momentos de su vida. ¿Y por qué son alcohólicos? Por la misma razón de que son creadores, pues de acuerdo con los psiquiatras, el creador, ya sea en pintura, en música, en danza o en literatura, desde que nace, como dice el poema de Rubén Darío ("Los motivos del lobo"), lo mismo que todo hombre, "viene con pecado". En este caso, desde que el niño nace viene con una predisposición, pero no para ser escritor o ser artista; lo que viene en los genes es una sensibilidad extrema, una hipersensibilidad, y en cuanto tiene uso de razón, a los seis meses, al año, empieza a percibir la realidad y ésta le afecta. Y más adelante le afectarán la relación familiar, el barrio, la escuela. Infancia es destino, y más si hay una ruptura. Así nos dijeron los psiquiatras: Hay una ruptura psicológica en todos aquellos individuos sensibles en extremo y la única manera de que la realidad corresponda con esa otra realidad propia del escritor es crear. Porque el escritor, el artista, ve lo que otros no ven, oye lo que otros no escuchan y siente lo que otros no sienten. Entonces esos niños o esas niñas con sensibilidades extremas sublimarán en la creación, cuando sean ya jóvenes o adultos, esa angustia existencial que les provoca la realidad. No se trata de las conductas bipolares, como la de un ex presidente conocido de ustedes, en las que hay una serie de diferencias entre lo que uno ve y lo que realmente sucede. En el caso de los artistas, no se trata de bipolaridad. Tan fuerte o intenso es lo que se ve, lo que llega a la sensibilidad, que llega a causar mucho daño y en consecuencia ese malestar hay que sublimarlo a través de la pintura, de la composición musical o de la escritura. Entonces, no se requieren drogas, ni ser pobre, ni estar preso en una cárcel, porque la pobreza, la cárcel y la adicción a la creación siempre van unidas; es a pesar de ellas. El genio se impone a pesar de problemas psicológicos o físicos producidos por un estado no normal. La exacerbación de la creación tiene lugar, supera dichos problemas y logra producir obras maestras o, al menos, apreciables. No hay que engañarse con los poetas malditos ni con los Revueltas: todos crearon a pesar de sí mismos, a pesar de sus condiciones, y no necesariamente hay que pasar por eso para crear. No, más bien se puede crear a pesar de sufrir eso.
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