El infinito en un junco

En la bruma de cada mañana, cuando me aventuraba a las calles borrosas, sentía que la ciudad entera gravitaba sobre un mar de libros, igual que una alfombra mágica en pleno vuelo.

Leer es un ritual que implica gestos, posturas, objetos, espacios, materiales, movimientos, modulaciones de luz. Para imaginar cómo leian nuestros antepasados necesitamos conocer, en cada época, esa red de circunstancias que rodean el íntimo ceremonial de entrar en un libro.

Pero yo pienso que todos, desde los grandes libros de fotografía hasta esos viejos ejemplares de bolsillo encolados que siempre intentan cerrarse como si fueran mejillones, hacen más acogedora la casa.

Podemos hacer pasar por el quirófano a toda la literatura del pasado para someterla a una cirugía estética, pero entonces dejará de explicarnos el mundo.

El mejor de los mundos posibles nunca lo es para todos.

En épocas tiránicas, las librerías suelen ser lugares de acceso a lo prohibido y, por tanto, despiertan sospechas.

[...] creemos que lo nuevo tiene más futuro. En realidad, sucede lo contrario. Cuantos más años lleva un objeto o una costumbre entre nosotros, más porvenir tiene.

Cada paso del progreso ha supuesto a su vez una devastación.

....Sentir cierta incomodidad es parte de la experiencia de leer un libro; hay mucha más pedagogía en la inquietud que en el alivio....

...Los sectores que desde entonces han dirigido la sociedad desigual prefieren el lenguaje de la seriedad. Porque en la risa más genuina late aún la rebeldía ante la dominación, la autoridad y los rangos --el temido desacato--.