Las novelas de esta autora siempre tienen mucho de historia, pero que no nos lleve a error, tendremos una novela histórica, pero es mucho más, una novela de sentimientos, una novela donde vamos a vivir muchos momentos tensos, de angustia, emociones que transpasarán las páginas y es que en eso
Mayte Uceda tiene un arte indiscutible. Ya me pasó con sus anteriores novelas, pero es que esta ha sido el culmen. En las primeras páginas encontramos a una nieta y a su anciana abuela de 102 años, la abuela va a ser entrevistada por un becario de un periódico que está construyendo relatos de ancianos vivos que estuvieran en Cuba en el período de guerras. Esta abuela lo recuerda todo a la perfección, así que su testimonio es fundamental. No sabremos quién es hasta las páginas finales de la novela. Podemos intuir, hacer cábalas de quién es, pero hasta el final no sabremos si hemos acertado o no.
Así pues, vamos a conocer la historia en primera persona contada por ella. Primero nos vamos a trasladar a Colombres, de donde son originarios muchos de nuestros personajes, allí en un viaje Frisia, la mujer que manda en uno de los más importantes Ingenios del azúcar de Cuba, habla con el párroco para pedirle que busque mujeres casaderas en el lugar para que se las lleve a la hacienda para sus hombres, para que estén contentos en el caigan en las manos de las negras y las mulatas de la isla. Sobre todo, para su maestro de azúcar y para uno de sus mayorales. También hace una visita al médico de Colombres, para ofrecerle con un sueldo inmejorable y una serie de artimañas que se vaya a la hacienda porque allí necesitan un doctor. Como el doctor quiere abrir una clínica con sus hijos mayores, acepta, aunque su mujer y su hija no están muy convencidas, pero al final los tres parten hacia la isla. Mar será una de nuestras protagonistas, es la hija del doctor y su sueño es ser también médico, pero a finales del siglo XIX las cosas no son fáciles para las mujeres, aunque ella ha aprendido de pequeña junto a su padre y sabe de todo, no puede estudiar en una Universidad. Se marcha junto a su madre y su padre porque quizás allí pueda alcanzar su meta, y porque aunque está en edad casadera no quiere saber nada de maridos ni de formar una familia, y quiere seguir al lado de sus padres. Por otra parte, vamos a conocer a Paulina, una viuda joven que perdió a su marido en la guerra, recién casados. Ella no ha dejado de amarlo pero ahora vive con sus tíos a los que les debe mucho y Frisia le promete que si se convierte en esposa del maestro del azúcar recompensará a sus tíos así que marcha por su familia. Otra chica va como esposa y también inesperadamente se presenta el día del viaje Basilia, la criada del médico y su familia, porque quiere encontrarse cara a cara con uno de los mayorales de la hacienda, que era su marido, fue a la isla para hacer fortuna y volver con ella pero lo que hizo fue abandonarla.
Se nos relatará el viaje en barco hasta Cuba, donde ya iremos atisbando los carácteres de cada personaje. Ocurrirá algo que no os puedo desvelar, pero hará que nuestros protagonistas lleguen a la isla con una carga sobre sus cabezas, un halo de pesimismo y tristeza, y lo que encuentran no va a mejorar ese estado de ánimo. El patrón de la hacienda está mal de la cabeza, era un buen hombre pero ahora tiene una enfermedad que hace que lleve un ayudante con él siempre y él no tiene voz ni voto para nada. Frisia, la patrona, se descubre (algo que ya intuímos desde sus primeras apariciones) como una mujer frívola, cruel, déspota, que trata a todos como escoria, sin sentimientos ni emociones, que sólo quiere amasar dinero a costa de sus trabajadores, que no son otros que los mayorales que se llevó,
el maestro de azúcar, y las gentes de la isla, que son los que cortan la caña de azúcar. Entre estas gentes vamos a encontrar los propios cubanos, negros, mestizos... Una amalgama de culturas que la autora describe tan bien que me ha parecido super interesante, porque de este tema lo desconocía todo. Entre ellos se unen, pero también hay miedos, rencillas, porque tienen religiones distintas, para unos sus ritos son algo superior, y para los otros esos mismos ritos tienen que ver con el diablo... Me ha resultado muy sugestivo conocer todo esto, las distintas liturgias, ritos y creencias que conviven en ese momento en el mismo lugar. Pero aunque haya desconfianzas entre estos trabajadores "de segunda", lo que los une es un rencor y un recelo brutal ante los españoles. Para ellos somos los culpables de sus años de esclavitud, pero es que aún cuando ya está abolida, siguen sintiéndose como esclavos, y realmente para patronas como Frisia lo son. Vamos a asistir a castigos con látigos que nos pondrán los pelos de punta, conoceremos situaciones en las que ellos son tratados como animales, viven aparte, sin buenas condiciones, no tienen un sueldo sino una especie de moneda de intercambio que sólo pueden usar en la Hacienda, que consta de una tienda, y no pueden ahorrar para buscarse otra vida fuera de Cuba. La verdad es que la autora lo relata de manera impecable, me ha tenido absorbida porque quería saber más más y más. Es decir, que tenemos dentro de una historia muchísimas más, a cada cuál más interesante, seremos testigos de relaciones de machismo, de esclavitud, de satanismo... Es una novela brutal y super completa. Creo que estoy pecando de contar demasiado, pero es que cuando descubro un libro que me gusta tantísimo, no puedo dejar de hablar de él y los dedos me vuelan sobre el teclado para contaros todo lo que he sentido!
Mar no está acostumbrada a las injusticias que está presenciando desde su llegada. No puede creer los desplantes de la patrona a las propias mujeres, ni a sus trabajadores. Tampoco de los hombres a sus esposas. El único que parece normal es Víctor Grimani, el maestro del azúcar y el futuro esposo de Paulina. Desde el primer momento Mar y Víctor se sienten atraídos, ya que los dos son cultos, no se conforman con las injusticias, aspiran a algo más para esos trabajadores de la isla y tienen charlas muy interesantes acerca de lecturas y demás. Tendrán varios acercamientos, algunos muy íntimos, como cuando Mar cura a Víctor de una herida de quemadura por un incendio que se produce en las chozas de los trabajadores. Pero Mar respeta a su amiga Paulina y Víctor también respeta a su prometida, aunque entre ambos no haya atracción y no tengan nada que ver. Como veis, la novela es un compendio de temas amplísimo, todos que se van entrelazando y con ninguno vais a perder interés.
También vamos a encontrar a Solita, una niña de color que será la asignada a Mar para que la acompañe, como una guía o algo así, pero en niña. Solita me ha parecido la ternura hecha personaje. Es pequeña, pero ya ha sufrido mucho, fue abandonada, y se ha tenido que buscar la vida. Acosada constantemente por el hijo de Frisia, se convertirá en casi una hija para Mar, que le defenderá a capa y espada, le comprará ropa, incluso la acogerá en su casa, no sabéis lo bonita que es, cualquier cosa para ella es un mundo, como un milagro, de hecho es mi personaje favorito y también el de la autora. En contrapunto tendremos varios malos malísimos, con acciones que nos dejarán un nudo en el estómago. Hay escenas llenas de crudeza que no nos dejarán impasibles. La verdad es que es una novela que he vivido inténsamente.
La ambientación es magistral. La autora tiene una pluma muy elegante, con la que describe los lugares, los hechos y las situaciones y todo parece bello, hasta lo más trágico. Somos capaces de imaginar perfectamente lo que sucede, las estancias en los que están los personajes, las partes de la fábrica de azúcar, por no hablar de los sentimientos... Durante toda la novela se suceden sentimientos de ira, envidia, celos, amor, venganza, todo super intenso. Por eso esta novela te atrapa y no te suelta. Y es que la evolución de la autora me ha parecido brutal, creo que quizás esta es la que más me ha gustado de todas (y eso que las anteriores también me encantaron).
El final no os lo vais a contar, pero es estremecedor. Una serie de acontecimientos que han ido horadando la paciencia de los trabajadores culminan en un hecho brutal, y es que la crueldad de Frisia no conoce límites. Esto desencadena algo increíble que viviremos pegados a las páginas de la novela como buhos. Las últimas páginas vuelan en las manos del lector porque es imposible dejar de leer, hay muchísima acción, se suceden escenas unas detrás de otra de una potencia y magnitud increíbles. Vais a sufrir, vais a llorar, vais a clamar venganza, os darán ganas de meteros en la novela y poder ayudar o hacer lo que sea. Gracias Mayte por hacerme vivir todo eso y descubrirme una parte de nuestra historia en la que fuímos tan crueles con el prójimo y que yo desconocía.
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