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Crítica de Celia_0504


Celia_0504
27 November 2022
Y seguimos adentrándonos en el universo Tolkien. La anterior lectura que hice de este autor “Los Cuentos Inconclusos de Númenor y la Tierra Media” me pareció tan densa y árida en muchos de sus tramos que decidi darme un respiro de la Tierra Media por un tiempo. Y fue una buena idea, porque he retomado a Tolkien con muchas ganas y por la puerta grande. Excepto por la obra antes mencionadas, los libros enfocados en expandir el legendarium de “El Señor de los Anillos” están siendo una autentica maravilla de leer. Y este que nos ocupa, en concreto, ha sido, con diferencia, el que más me ha gustado de todos los que llevo.

Los Hijos de Húrin” se enfoca en uno de los episodios más populares e importantes de “El Silmarillion” . Ambientado en La Primera Edad de la Tierra Media, conocemos el aciago destino de Húrin de la casa Hador y de su descendencia. Un destino marcado por la maldición de Morgoth, el Valar caido y primer señor oscuro de la Tierra Media, y que se ensañara con Túrin, el hijo de Húrin; condenado a ser “ hijo adoptivo desagradecido, proscrito, asesino de su amigo, ladrón de amor, usurpador, capitán imprudente y desertor de los suyos”.

Conocía esta historia gracias a “El Silmarillion” (que todo pinta que va a ser mi mejor lectura de este 2022) y los “Cuentos Inconclusos ”. Pero aún así, volver a leerla en este volumen enfocado únicamente a esta saga ha sido una experiencia que me ha maravillado tanto como me ha hecho sufrir. Y todo gracias al buen hacer de Tolkien como narrador. Siempre se le reconoce (indiscutiblemente) sus grandes habilidades como filólogo y su inmensa aportación al genero de la fantasía. Pero quedarse solo con eso (que ya es bastante) es quedarse corto y no reconocer plenamente su labor. Tolkien fue un escritor realmente soberbio y que se inspiró en los mitos griegos y nórdicos para la mayor parte de su obra. “Los Hijos de Húrin” es heredera clara de estos inmensos cómputos mitológicos.

No tiene tanta magia como otras de sus historias o cuentos, sino que trata de unos personajes condenados a un sino oscuro y tenebroso más potentes que ellos mismos y del que no pueden escapar. Y para mi ahí es donde radica su conmovedora belleza y su fuerza. Tolkien creaba personajes muy humanizados y llenos de matices , absolutamente creíbles y llenos de fuerza, capaces de lo peor y de lo mejor a partes iguales. Y eso se ve con más claridad que nunca en “Los Hijos de Húrin” : Túrin, Húrin, Morwen, Beleg, Niënor…Todos tienen el sabor de los grandes personajes de la literatura clásica, el de ser seres humanos enfrentados a cuestiones más grandes que ellos mismos, juguetes de la mala suerte, el destino y sus propios errores. La forma en que Talking los dibuja es simple y a la vez sumamente perfecta. Todos ellos tienen personalidades nítidamente trazadas, llenas de claroscuros. Son poderosamente humanos y cercanos a los lectores, aunque su historia sea tan profunda y cruelmente dramática. Porque se enfrentan a hechos y personajes muy fantasiosos como dragones y maldiciones. Pero tras eso lo que subyace son cuestiones muy humanas, hay algo en todo ello profundamente reconocible y que forma parte de lo más hondo del bagaje humano y de su forma de ser. Algo más grande que todos estos personajes, un destino que les mueve a actuar y les supera, pero que aún así les de margen para ser ellos mismos, un libre albedrío que les hace profundamente cercanos para el lector.

Todo lo que pasan y lo que ellos sufren en esta obra impacta totalmente al lector, le deja con el corazón encogido. El tono de melancolía y drama que sobrevuela este libro de este su primer párrafo hasta su final es terrible y descorazonador. No hay ningún momento de respiro, cuando lees alguna escena medianamente alegre o positiva sabes que no va a durar mucho, que todo lo que vi va a venir a continuación va a ser mil veces peor. Y eso es algo que se nota perfectamente, incluso aunque no hayas sabido de qué va la historia de algún texto anterior. de ahí que sea imposible no compadecerte de los personajes, víctimas de algo que no pueden controlar y que muchas veces ellos mismos han gestado. Aunque sea su orgullo lo que les hace sufrir y caer, lo que constituye la autentica tragedia de sus vidas. Justo como en la gran mayoría de las grandes epopeyas mitológicas. El personaje principal de esta epopeya, Túrin, es un héroe con todo lo grande y lo horrible que eso conlleva, que lleva la muerte y la fatalidad haya donde pasa. Es un personaje no solo orgulloso, también es muy brusco. No siempre cae bien y no siempre gusta lo que hace. Pero está tan bien escrito que al final no puedes evitar compadecerle por todo lo que pasa y por lo miserable que al final resulta su vida en todos los sentidos pese a su grandeza.

Creo que el motivo principal (aparte de lo dicho anteriormente) porque por el que he disfrutado tanto esta novela ha sido que, a diferencia de los dos libros anteriores que leídos de Tolkien, aquí no hay tantos textos de Christopher, su hijo. Este dedico gran parte de su vida a editar los textos de su padre. Resultado de todo esto son la gran cantidad de obras que amplían el legendarium de Tolkien. Desde luego para los amantes de su trabajo y de su mundo la deuda que tenemos con Christopher es impagable. No se puede discutir que la labor que has realizado durante años y años ha sido imprescindible para hacer más accesible la Tierra Media y todos los episodios que han transcurrido y los personajes que los han protagonizado. Sinel, seguramente muchas cosas de lo que escribió Tolkien se habría perdido. El problema que tenido con los dos libros anteriores (“Beren y Lúthien” y el ya mencionado “Los Cuentos Inconclusos” ) ha sido que los textos de Tolkien padre se jalonaban con los de su hijo. Superando la mayor parte de las veces los del segundo a los del primero. La intención era más explicativa que narrativa. Sus textos un tono muy académico, en muchas ocasiones resultan muy áridos y enfocados en cuestiones más bien técnicas. Los comentarios de Christopher, aunque muy ilustrativos y aclaratorios, muchas veces me sacaban de la lectura en los anteriores libros. Pero la cosa cambia: Christopher solo aparece al principio y al final de lo que es la novela propiamente dicha. Sus aportes, una vez, resultan muy interesantes para entender ciertas cuestiones de la novela, especialmente su composición y como fue evolucionando en el tiempo. Pero el protagonismo se lo lleva lo que escribió su padre, que es de lo que consta la mayor parte del libro. Y eso es lo que a mi me gusta. La novela es Tolkien simple y llanamente, sus escritos son lo que realmente luce en esta lectura. Y no sabéis como lo he agradecido y como he disfrutado el libro por eso.

Gracias a esto podemos encontrarnos con una novela relativamente corta, pero que contiene lo mejor de Tolkien. Es cierto que sigue habiendo muchas escenas muy descriptivas; muchos párrafos, muchos personajes son conocidos por bastantes nombres, y que se pone mucho enfoque a los detalles. Esto es marca de la casa, y cualquier lector de la tierra media está preparado para ello. Pero en esta ocasión, las descripciones no han sido tantas como en otras obras. Y si hay algo que no se puede negar de Tolkien es que sabe cómo hacer que, pese a todo, sus trabajos. La novela tiene un ritmo pausado pero seguro, nunca se estanca y no para hasta conducirte a donde el autor quiere. Y todo ello con un tono muy intimista pese a estar trabajando una epopeya épica. La forma de escribir de Tolkien se luce totalmente en esta obra, con su estilo melancólico, poético y dramático. Su pluma es de una belleza profunda y sencilla, llena de detalles y sutileza y que esconde un gran componente filosófico y una profunda sensibilidad que cala totalmente en el lector. Los diálogos son fluidos, tienen un aire muy solemne y fatalista y, muchas veces, son la propia trama. El estilo de Tolkien es, como siempre, muy cuidado y de belleza cantarina, hermoso y conmovedor.

Tengo mucho cariño a la edición que he manejado, cedida por la editorial Minotauro al Circulo de Lectores hace ya bastantes años. Me parece una edición de tapa dura preciosa. Las ilustraciones de Alan Lee jalonan el texto en lápiz, si bien hay algunas a todo color en medio del libro. La de Húrin prisionero y contemplando lo que le pasa a su familia me parece bestial, así como muchas de las plasman paisajes y ambientes de la Tierra Media. Creo que en alguna reseña ya lo dije, pero nadie como ese dibujante ha sabido captar la esencia de Tolkien y de todo ese mundo que creo. No es solo que capten y representen fielmente lo que escribió Tolkien. Tienen un aire medieval y épico muy nostálgico y , cada ilustración está llena de detalles y de belleza melancólica.

Como ya dije más arriba, “Los Hijos de Húrin” no tiene tanta magia o fantasía como otras obras de Tolkien. Quizás por eso alguno de sus lectores no les acaba de convencer esta sábado. Pero para mí, ahí radica lo que le hace tan interesante y especial. Sigue habiendo muchos elementos fantásticos, que conviven juntos al drama existencial de la estirpe de Húrin y a las desgracias que sufre y que, muchas veces, genera su hijo Túrin.Pero, al fin de al cabo son personajes muy realistas y que ilustran la eterna lucha del bien contra el mal, el sentido del deber, el amor en estado puro y la fuerza de la amistad. Cuestiones que todos los humanos compartimos y que creo que Tolkien sabe trabajar de una forma conmovedora y sensible que has logrado que esta novela impacte en mí totalmente durante y después de su lectura. Terminarla te deja literalmente destrozado, con esa escena de Húrin y Morwen que me dejo con el corazón totalmente encogido y que hizo que se me cayera, literalmente, el mundo encima. Era consciente de todas las tragedias y desgracias que acababa de leer, pero viendo ese breve y descorazonador encuentro fue cuando fui plenamente consciente de la tremenda tragedia que me había tragado. Algo de masoquista debo de tener, porque creo que este libro va a ir a mi estantería de mejores lecturas del 2022.

Una de mis metas para antes de que acabe el año es leerme “La Caída de Gondolin”. Lo cual no creo que tarde mucho. Es el último libro que quiero leerme antes de empezar la ansiada y mil veces aplazada relectura de la trilogía de “El Señor de los Anillos” y “El Hobbit”. La cual me apetece mucho.
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