Novela de varias voces, aunque a mí, particularmente, solo me interesaba la del farero. Había otras voces que realmente no aportaban nada relevante. Una historia de destierro escogido por el propio protagonista. Aquí hay una serie de "pecados" que el farero desea purgar, aunque no sea en absoluto responsable. El capítulo confeso de la madre muerta cuenta ese "desastre". Ella misma lo cuenta de puntillas, de refilón, como si se justificara. Un capítulo muy corto, pero esclarecedor. La historia, en general, se va contando por sucesos aislados, por cosas que pasan, por momentos. Se recrean escenas y se dibujan de tal manera que luego se "fijan" en la cabeza, como por ejemplo esa pandilla de lagartos que "tapizan" por donde camina el farero. Me encantó la fritura del huevo, por poner un ejemplo. Pero bien es cierto que gran parte de la novela tiene un poso más bien soso. Es hacia el final cuando más atrapa. Y el último capítulo es lo mejor. Una historia de un sentir, de auto-perdón, de reconciliación con uno mismo y de auto-castigo + Leer más |