Desde el otro lado

—No puedo utilizarla.
—Es el cuerpo más sencillo de dominar de toda la planta y no le harás daño, recuerda que, por el contrario, es su cuerpo el que puede tentarte a no salir.

Ethan no era un muerto, él era un alma que necesitaba ser restaurada a su lugar.

—Hoy, amor mío, te juro que nuestro amor será eterno y que nuestras almas permanecerán unidas, puesto que no permitiré que ni tan siquiera la muerte logre separarlas.

—Nadie baila con la Muerte sin pagar un alto precio, ¿recuerdas?

Un vínculo creado entre los jóvenes de las casas Taylor, Davies y Knowlan que, aunque ninguno de ellos lo supiera aún, les uniría para siempre.

Parece que tuvimos que ”morir” para comprender lo que significábamos el uno para el otro.

—Hoy os habéis librado de mi abrazo, pero no os confundáis, porque, como habéis visto, el final siempre seré yo.

Y, Angela, recuerda que mientras exista vida, sea esta de la índole que sea, serás capaz de encontrar una puerta. No lo olvides, solo debes buscar.

Debemos reconocer que la muerte nos sienta mejor que la vida en este momento, ¿no crees?
Tu cuerpo ahora está hecho una pena, pero tu espíritu está de muerte.

La «no muerte» no te hace más gracioso de lo que eras en vida.

Deliras; adoras mis chistes.

Lo que tú digas

«¡Mierda! Esto no está bien y lo reconozco, me estoy empezando a poner histérica. Si he muerto, ¿dónde está Ethan? No puedo creer que él haya conseguido su plaza en el cielo. No, no, no. No puede ser, en tal caso él habrá ido al infierno, te quitó el puesto ¿no recuerdas?», se dijo.