Dora me mostró las flores y su aroma, el viento y los sueños. Fue como si escuchara una canción por primera vez. Ella sabe entonar de un modo muy distinto las melodías que todos conocemos.
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Dora me mostró las flores y su aroma, el viento y los sueños. Fue como si escuchara una canción por primera vez. Ella sabe entonar de un modo muy distinto las melodías que todos conocemos.
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Mi cabeza era un desastre, pero mi espíritu no se había corrompido gracias al calor de esas manos que habían aferrado las mías a uno y otro lado.
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—Mira, no siempre es bueno llegar a comprender los sentimientos. A veces pueden ser muy traicioneros. El mundo te parecería completamente diferente si los tuvieras. Te darías cuenta de que aun las cosas más pequeñas que te rodean pueden herirte como armas afiladas, que una palabra o una expresión de la cara pueden pincharte como espinas (...)
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(…) procura ejercitarte con cosas alegres y bonitas. Tu cerebro es como una hoja en blanco, así que, en lo posible, llénala de cosas buenas y positivas.
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—¿Cómo puedes dormir? ¿Cómo puedes levantarte e ir al colegio todos los días? ¿No te das cuenta? ¡Eran tu familia (...)! —No sé cómo, pero uno sigue viviendo. Quizá los demás tarden más, pero yo creo que también terminarían por comer y dormir algún día. Estamos hechos para seguir viviendo. |
Según mi abuela, la librería era un lugar densamente poblado, en donde miles de escritores, vivos y muertos, convivían apretujados. Sin embargo, los libros permanecían en silencio. Callaban hasta que yo los abría y solo entonces contaban sus historias en voz baja y hasta donde yo quería.
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Me abrazó tan fuerte que me sentí cogido en una trampa imposible de escapar. Incluso pude percibir los latidos de su corazón y el calor de su pecho. Un rato después, se aflojaron sus brazos.
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Pero, si se piensa, los presentimientos no nacen de la nada. Los hechos que experimentamos en la vida diaria se van acumulando en el cerebro y son clasificados en condiciones y resultados. Cuando nos encontramos en una situación similar a otra ya experimentada bajo determinadas condiciones, inferimos el resultado sin darnos cuenta. En otras palabras, los presentimientos son datos que se derivan de causas muy concretas (...)
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(…) no era fácil ser como todos. La gente habla a la ligera e incluso desdeña ser común y corriente, pero ¿cuántos gozan de la tranquilidad que implica ese tipo de vida? Para mí en particular, era algo casi irrealizable porque precisamente no había nacido como el resto del mundo. Ni tampoco había nacido con dotes especiales, así que yo no era más que un chico raro que estaba perdido en algún punto entre ambos extremos. Por ello, decidí aceptar el desafío de ser como el resto del mundo.
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—Los padres esperamos mucho de nuestros hijos, pero, cuando vemos que no es posible que lo logren, nos conformamos con que sean como el resto del mundo y pensamos que eso es lo mínimo que se puede esperar de ellos. Pero, si se piensa bien, una vida común y corriente a veces es lo más difícil de alcanzar.
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Manolito ...