No me cunde nada porque, en realidad, no quiero acabar de empaquetar las cosas que Enrique y yo hemos acumulado a lo largo de estos veinte años.
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No me cunde nada porque, en realidad, no quiero acabar de empaquetar las cosas que Enrique y yo hemos acumulado a lo largo de estos veinte años.
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—Sé mi regalo esta Navidad y todas las que vengan —dijo con la voz ronca cargada de anhelos el enfermero.
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(…) Nervioso, como si fuera un niño intentando coger una golosina del tarro antes de la cena, dejó el regalo cerca de la mano izquierda de la paciente. Elevó la barandilla para que con un gesto no lo tirara al suelo. Se llevó las manos a la cara y se la frotó intentando con ese gesto frenar sus impulsos, pero sirvió de poco. De un arrebato se agachó y se regaló un pequeño adelanto de su regalo. Cuando sus labios rozaron los de Abril, supo que ese pálpito que sintió al verla no se equivocaba. Quería aquello. Sus labios. A ella. —Feliz Navidad —susurró y con verdadero esfuerzo se apartó y condujo sus pies hacia la puerta. |
Un escarabajo azul, un abeto por decorar, una casa en la sierra, una hoguera y un hombre que me mira como si yo fuera un banquete navideño. ¿Qué más se puede pedir?
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(…) Tras la marcha de Quique y de Enrique, pensé que el resto de mi vida iba a ser un largo y solitario otoño. Pero esta noche lo cambia todo. Siento que estoy más viva que nunca y se lo debo a este maravilloso hombre que me está mirando como si no pudiera creerse lo que nos está pasando.
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A ver, Enrique es un capullo considerable, cada día que pasa me doy más cuenta, pero en aquel momento no fue fácil porque en mi cabeza siempre había sido el hombre perfecto. Y cuando el hombre de mi vida me acusó de ser una molestia, un lastre, me sentí como un coche pasado de moda, de esos que te llevan a los sitios pero que no tienen extras molones. Me hizo sentir que llevaba veinte años haciéndome un favor, conformándose con estar a mi lado pudiendo estar con mil mujeres más interesantes que yo.
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Dicen que los besos que se dan sin que la otra persona esté despierta y, con la posibilidad que nunca lo sepa, son los que salen del alma [...]
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A veces, cuando los sentimientos son tan fuertes, las palabras no bastan para expresarlos. Esta sensación de haber conocido a la persona perfecta en el momento perfecto es demasiado grande, demasiado vertiginosa.
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¿Quién es el autor/la autora de Episodios Nacionales?