Pellizcos de Navidad de Lara Smirnov
A ver, Enrique es un capullo considerable, cada día que pasa me doy más cuenta, pero en aquel momento no fue fácil porque en mi cabeza siempre había sido el hombre perfecto. Y cuando el hombre de mi vida me acusó de ser una molestia, un lastre, me sentí como un coche pasado de moda, de esos que te llevan a los sitios pero que no tienen extras molones. Me hizo sentir que llevaba veinte años haciéndome un favor, conformándose con estar a mi lado pudiendo estar con mil mujeres más interesantes que yo.
|