Profeta era aquél capaz de ver lo que los demás no ven. El que daba voz a lo invisible para que éste se manifestase en nuestro mundo. Era el portavoz de lo divino. Y para aquellas gentes un poeta, un escritor, siempre lo era.
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Profeta era aquél capaz de ver lo que los demás no ven. El que daba voz a lo invisible para que éste se manifestase en nuestro mundo. Era el portavoz de lo divino. Y para aquellas gentes un poeta, un escritor, siempre lo era.
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Explora tus raíces. Uno, si no es necio ni ciego, siempre termina por encontrar cosas importantes en ellas.
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La motivación para escribir un buen libro la da el tener algo importante que contar.
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La mentira es la madre de todos los males. Nos mentimos para no parecer débiles, para no ofender, para proteger nuestra integridad física e incluso para salvaguardar lo que no es nuestro. Mentimos y nos mienten casi desde que nacemos. La infancia está llena de ellas. Los Reyes Magos, el hada de los dientes o Santa Claus son las más comunes.
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Aprendemos a convivir tan bien con la mentira que sólo cuando ésta aparece desnuda ante nosotros nos damos cuenta de cuán perversa es.
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Me acordé entonces de lo que escribió Cicerón, «una habitación sin libros es como un cuerpo sin alma»
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Los nombres de personajes en un libro aparecen: