Una circunstancia que contribuyó a que la tiranía de la nobleza, y los sufrimientos de las clases inferiores, provino de las consecuencias de la conquista de Inglaterra por el duque Guillermo de Normandia. Cuatro generaciones no habían bastado para mezclar las sangres enemigas de los normandos y los anglosajones ni para unir por medio de una lengua comun y mutuos intereses dos razas tan hostiles, una de las cuales aún estaba eufórica por su triunfo, mientras la otra se quejaba de las consecuencias de la derrota.
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