El resto del mundo buscaba las respuestas. Ella tenía las preguntas. |
El resto del mundo buscaba las respuestas. Ella tenía las preguntas. |
A ti podría decirte que has de saber que ya ocupas mis ojos, que llevo tu risa incrustada en mis arterias, que no hay lugar en mi cuerpo en el que no quepa tu pena, que cuando no tengas un sitio al que volver pienses que tienes abiertos todos mis huecos.
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Cuando te atreviste a leerme yo ya estaba en otro libro.
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Supe que la quería porque la odiaba con una brutalidad de ensueño. Supe que ya no la quería porque el odio desapareció. Doble o nada.
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Entender un abrazo por la espalda como si un cuerpo fuese causa y el otro cuerpo efecto. |
Y creo que te quiero de verdad: porque no te necesito y aun así no quiero que te vayas. |
Quizá solo se trate de encontrar a quien te sigue mirando cuando tú cierras los ojos. |
Uno es preso de todo lo que ha amado porque el amor es una condena de cadena perpetua en una cárcel sin rejas. |
Juraría que todo está cambiado. Juraría que antes aquí había mar. O cielo. Cuando uno se marcha se da cuenta de que hogar no es de donde vienes ni a donde vas. Llevamos la casa a cuestas, y a veces son tan empinadas y estrechas que la abandonamos a mitad de camino. |
Yo que siempre pestañeo cuando pasan estrellas fugaces, que lloro viendo anochecer en el mar o escuchando a Ludovico Einaudi porque me siento incapaz de abarcar tanta belleza. |
Marinero en tierra