“Anhelo de raíces” es un librito especial. Es una atractiva y relajada lectura para disfrutar y ver la belleza a todo lo natural. Es un repaso que hace May Sarton cuando decidió comprar una casa de campo del siglo XVIII en Nelson, Nevada. Nos narra desde cero su vínculo con la casa y todo lo que le rodea: su jardín, los animalillos que por ahí interactúan con sus flores (aquí confieso que el momento escopeta es lo que menos me ha gustado) y sus plantas, cómo va conociendo a los vecinos, cómo interactúan sus invitados con todo ese universo, etcétera. Es como si la casa y sus aledaños tuviesen vida propia y se refleja en cómo May describe los ruidos, las estaciones, la luz que entra, lo que ve desde sus ventanales... Me ha parecido una lectura deliciosa donde sumergirte capítulo tras capítulo en el disfrute de la vida en el campo, en el medio rural. Aquí lees sobre flores, plantas, aves… También se narra cómo se cuecen los vínculos en un pueblo donde todo es mas sosegado, el ritmo sin frenesí de las aldeas, sin prisas, admirando el ritmo natural de las cosas, la espera de las estaciones, el cambio de la naturaleza con la llegada de estas. Sin prisa pero sin pausa. Contemplar un jardín y admirar sus cambios. May también aprovecha para hablar de su poesía, de su soledad, también llega a mencionar un episodio de depresión. Habla de la relación de su madre con las flores y como ella ahora en esa casa recrea ese jardín lleno de vida floral. Menciona muchas especies como la amapola shirley. O esa preciosa señal dónde una oropéndola piaba desde un arce: […]Todo allí había sido cuestión de creer en intangibles, de estar atenta a las señales, a las presencias invisibles. al final la oropéndola inclinó la balanza[…] + Leer más |