—La gente intenta por naturaleza ejercer su poder sobre lo que le rodea –respondió Shai, y se levantó para recoger otro sello—. Construimos paredes para refugiarnos del viento, tejados para detener la lluvia. Domamos los elementos, doblegamos la naturaleza a nuestros caprichos. Eso nos hace sentir como si tuviéramos el control. »Pero al hacerlo, simplemente sustituimos una influencia por otra. En vez de ser el viento lo que nos afecta, es una pared. Una pared creada por el hombre. Los dedos de la influencia del hombre están por todas partes, lo tocan todo. Alfombras creadas por el hombre, comida creada por el hombre. Todo lo que hay en la ciudad que tocamos, vemos, palpamos, experimentamos, es resultado de la influencia de alguna persona. »Puede que nos sintamos al mando, pero nunca lo estamos del todo a menos que comprendamos a la gente. Controlar nuestro entorno no es ya cuestión de bloquear el viento, sino de saber por qué la criada lloraba anoche, o por qué un guardia concreto pierde siempre a las cartas. O por qué se te eligió para el puesto desde un principio. + Leer más |