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Llevo años oyendo hablar de la Sareb (el llamado banco malo) y de los fondos buitres, no creo que exista alguien que no haya escuchado estos términos a poco que vea las noticias, pero lo cierto es que, más allá de su sentido negativo, poco más sabía de ellos, hasta ahora. Y es que este libro te pone frente a estas dos realidades, que si me permitís voy a intentar explicar brevemente, más por explicármelo a mí que a vosotros. La Sareb es la “Sociedad de Gestión de Activos procedentes de la Reestructuración Bancaria”; ahí es nada, que se define a sí misma como “una entidad creada para ayudar al saneamiento del sector financiero español y, en concreto, a las entidades que arrastraban problemas debido a su excesiva exposición al sector inmobiliario. Vamos, que se creó, básicamente para rescatar a los bancos. La Sareb llegó a España en el año 2012 a través de un acuerdo con los socios europeos, ya que su creación era una obligación para recibir los fondos que permitieran el “rescate” de la banca. Su misión era “recibir los activos inmobiliarios de las entidades que atravesaban dificultades, para reducir los riesgos de las mismas y liquidar de forma ordenada los activos problemáticos”. Y esta es una de “las madres del cordero” a las que alude el libro, porque uno de los fallecidos es el presidente de este “banco malo”. “La mayor parte del capital de Sareb, un 55% es privado, pero el resto (un 45%) está en manos del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB)” y esta es otra “madre del cordero”, ya que el FROB es una entidad de Derecho público (depende, por tanto de la administración pública, dirigida por el gobierno de turno) y cuyo objeto es gestionar los procesos de resolución de las entidades en su fase ejecutiva”. Y, claro, si el FROB es dueña de parte de la gestora y está “controlada” por el gobierno, es fácil proveer que si alguien “mete mano en la caja” o quiere llevar a cabo maniobras mas o menos transparentes este será sin duda parte de aquellos que nos gobiernan. Y la tercera “madre del cordero” son los llamados “fondos buitre”, que invierten en bienes que potencialmente pueden suponer una gran ganancia, pero que, a la vez, presentan un alto riesgo de que algo “salga mal”. Vamos, que su misión es comprar barato y vender caro, aprovechándose de situaciones financieras críticas, tanto en países como en empresas. Estas entidades llegaron a España entre 2012 y 2013, en plena resaca de la crisis financiera. Los bancos y las cajas de ahorro tenían muchas propiedades, debidas a los impagos de las hipotecas y tanto el Banco Central Europeo (BCE) como el Banco de España (BdE) instaron al sector bancario a que se libraran de estos inmuebles para sanear sus cuentas. Al ver esta oportunidad en el mercado inmobiliario español, los fondos buitre decidieron asumir el riesgo de comprar los inmuebles y pronto se convirtieron en los principales tenedores del mercado. Estas acciones no se limitaron a las viviendas de construcción privada, sino que se dirigieron, además a la adquisición de viviendas sociales. Ya hemos dicho que el objetivo de estos inversores es comprar y vender para aumentar la rentabilidad, y eso hicieron con las viviendas sociales (que son parte del patrimonio del estado), además, en el caso de las viviendas sociales otra fórmula de aumentar dicha rentabilidad es subir el precio del alquiler de manera desproporcionada a aquellos inquilinos de las que inicialmente eran viviendas sociales y que han concluido el contrato inicial que firmaron con la entidad pública de turno. Y esta situación produjo, en su momento masivas protestas y el nacimiento de un movimiento ciudadano que acabaría convirtiéndose en un partido político. Y esta es la ultima “madre del cordero”, porque el segundo muerto de esta novela tiene mucho que ver con estos fondos buitres y, además, ambas víctimas, han sufrido los escraches de este partido político, lo que les convierte en el centro de las acusaciones de ser, sino brazo ejecutor, si instigadores de la violencia que ha llevado a estas dos muertes. Y con estas premisas, el autor monta una novela en la que la corrupción política, la corrupción periodística e incluso la corrupción policial se entrelazan con asesinatos, traiciones y manipulaciones de lo más variado. Leer esta historia ha sido como ver las noticias o escuchar hablar de los sumarios de cualquiera de los casos de corrupción que se ventilan en los juzgados de nuestro país y que estamos tan acostumbrados a escuchar diariamente que apenas les damos importancia. He sido capaz de identificar a cada uno de los personajes de esta historia con personajes reales, y aunque, obviamente, tanto el desarrollo de las acciones como las escenas privadas de los protagonistas son producto de la imaginación del autor, a lo largo de toda la lectura he tenido la sensación de que todas y cada una de esas imágenes podrían hacer sucedido en la realidad. Tampoco creo muy alejada de la realidad lo que supongo que ocurre de puertas para adentro de la redacción de cualquier periódico. Un periodismo que el autor nos muestra determinado, no solo por la ideología propia del periódico, más alejada a uno u otro extremo, sino además, por los favores y favoritismos que se reciben de una u otra parte y que a menudo obliga a devolver favor con favor… A este mundo de corruptelas podemos añadir que la corrupción no entiende de profesiones y que también entre las fuerzas de seguridad pueden darse manzanas podridas. Y es que el dinero tiene mucho tirón, y hay que tener la mente muy clara y la conciencia muy limpia para no caer en según qué tentaciones. La novela construye una doble investigación, la periodística y la policial, que, aunque presentan objetivos distintos, acaban convergiendo para darnos una visión exacta, concreta y completa de la trama y es que los dos protagonistas, el inspector Julián Ortega y la periodista Leire Castelló, son dos personas integras que solo buscan encontrar la verdad. Estamos ante una novela, que bien podría ser una crónica, tan apegada está, desgraciadamente a la realidad de nuestros días. A ese “y tú más” al que nuestros políticos nos tienen tan acostumbrados, a ese menosprecio con que se tratan unos a otros, a esa hipocresía de lo que se escupen cara a cara, pactando lo contrario a nuestras espaldas, a esas noticias inventadas para humillar al contrario, a esa falta de respeto que se respira en nuestras instituciones día a día, a ese desfile de cargos políticos por las salas de justicia, a las zancadillas y mentiras que unos y otros utilizan en las campañas electorales para arañar unos cuantos votos…. A todas esas situaciones que han conseguido que perdamos el respeto por nuestra clase política y por la esperanza de que la palabra “regeneración” deje de ser, en algún momento, una palabra para convertirse en una realidad. Ha sido una lectura amena y educativa, una novela en la que me he sentido inmersa desde la primera a la última línea. Una historia llena de sospechosos, en la que los culpables no son quienes más lo parecen, en que los inocentes no lo son tanto como pudieran parecerlo, en el que todos de una u otra forma tienen algo que ganar y algunos, tienen mucho que perder. Una novela que, sin duda, os aconsejo leer, porque la realidad supera la ficción, pero en este caso nuestra realidad se refleja claramente en la ficción. Enlace: https://leyendobajolaluzdela.. + Leer más |
Vuelven Leire Castelló y Julián Ortega en un thriller de tinte político y policíaco con el trasfondo del periodismo.
#Regeneración de José Sanclemente llega a las librerías el 28/01. Más información en https://bit.ly/RegeneracionRoca