La intimidad es no tener muy claro dónde acabas tú y empieza el otro
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La intimidad es no tener muy claro dónde acabas tú y empieza el otro
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En el origen de la creatividad está el sufrimiento, el propio y el ajeno
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De hecho la vida es tan tenaz, tan bella, tan poderosa, que incluso desde los primeros momentos de la pena te permite gozar de instantes de alegría... Perro, al mismo tiempo, la pena también sigue su curso. Y eso es lo que nuestra sociedad no maneja bien: enseguida escondemos o prohibidos tácitamente el sufrimiento
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La pena aguda es una enajenación. Te callas y te encierras
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... cuando el dolor cae sobre ti sin paliativos, lo primero que te arranca es la palabra
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A veces tengo la sensación de que uno se mueve en la vida dando siempre vueltas por los mismos lugares, como en un desconcertante Juego de la Oca
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Solo en los nacimientos y en las muertes se sale uno del tiempo; la Tierra detiene su rotación y las trivialidades en las que malgastamos las horas caen sobre el suelo como polvo de purpurina
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Como no he tenido hijos, lo más importante que me ha sucedido en la vida son mis muertos
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La Muerte juega con nosotros al escondite inglés, ese juego en el que un niño cuenta de cara a la pared y los otros intentan llegar a tocar el muro sin que el niño los vea mientras se mueven. Pues bien, con la Muerte es lo mismo. Entramos, salimos, amamos, odiamos, trabajamos, dormimos; o sea, nos pasamos la vida contando como el chico del juego, entretenidos o aturdidos, sin pensar en que nuestra existencia tiene un fin. Pero de cuando en cuando recordamos que somos mortales y entonces miramos hacia atrás, sobresaltados, y ahí esta la Parca, sonriendo, quietecita, muy modosa, como si no se hubiera movido, pero más cerca, un poquito más cerca de nosotros. Y así, cada vez que nos despistamos y nos ocupamos de otras cosas, la Muerte aprovecha para dar un salto y aproximarse. Hasta que llega un momento en que, sin advertirlo, hemos agotado todo nuestro tiempo; y sentimos el aliento frío de la Muerte en el cogote y, un instante después, sin siquiera darnos ocasión de mirar de nuevo para atrás, su zarpa toca nuestra pared y somos suyos.
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Sólo en los nacimientos y en las muertes se sale uno del tiempo; la Tierra detiene su rotación y las trivialidades en las que malgastamos las horas caen sobre el suelo como polvo de purpurina. Cuando un niño nace o una persona muere, el presente se parte por la mitad y te deja atisbar por un instante la grieta de lo verdadero: monumental, ardiente e impasible.
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¿Quién es el autor/la autora de Episodios Nacionales?