🌸Voy a ser terriblemente sincera: no soy mucho de cuentos. Aunque me encantan los de los hermanos Grimm y los de Hans Christian Andersen y los de Charles Perrault y, hasta, los de Chejov. Hecho que le resta credibilidad a mi primera afirmación. Y mucho, para que vamos a negarlo. 🌸Así que, mientras me replanteo si realmente soy de cuentos o no, déjame que te explique uno, muy corto, cortísimo... 🌸Había una vez, en un país muy lejano, una mujer que no sabía si le gustaban los cuentos. Ella afirmaba que estos le eran indiferentes, pero, en su arcón, guardaba maravillosas ediciones de su niñez. En su afán por crecer, se había olvidado de ese fabuloso tesoro y pasaba los días cantando, bailando y soñando con su príncipe azul. Sus hermanastras, cansadas de su constante alegría, empezaron a decirle que era un atraso esperar la llegada de un príncipe azul, que lo único que podía salvarla de ella misma era la realidad. Sin embargo, ella seguía esperando el sapo que la llevaría lejos de esas paredes y le haría vivir una vida de ensueño. Así que sus hermanastras idearon un segundo plan: irían a su habitación y tirarían todo lo que encontraran que fuera perjudicial para las creencias de su hermana. Abrieron el arcón, empezaron a sacar esas ediciones y, sin darse cuenta, al abrirlos, las horas pasaron sin que ellas fueran conscientes del paso del tiempo. Y cuando la hermana entró en su habitación y las vio sentadas cerca de la chimenea, devorando sus libros, pensó en tirarlos al fuego. Pero sus hermanastras los defendieron con tanto ímpetu y le explicaron tantas historias maravillosas que habían leído, que esos cuentos empezaron a obrar su magia hasta descubrirle que, en el fondo, no necesitaba de ningún príncipe azul y que amaba tanto los cuentos que empezó a escribirlos ella misma. 🌸Te preguntarás que tiene esto que ver con el libro en cuestión: nada y todo, porque gracias a este libro he descubierto que las pequeñas historias siguen enamorándome. + Leer más |
El legado «in memoriam» del escritor y pensador Alfonso Reyes (17 de mayo de 1889, Monterrey (México) - 27 de diciembre de 1959, Ciudad de México (México), considerado uno de los intelectuales más destacados de la primera mitad del siglo XX, entró en la Caja de las Letras del Cervantes. El director del Instituto, Luis García Montero, lo recibió de manos del secretario de Extensión y Cultura de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), José Javier Villarreal, en la Capilla Alfonsina de la Biblioteca Universitaria, que desde 1980 custodia los libros y revistas que Reyes atesoró durante su dilatada vida intelectual y que está reconocido como Patrimonio de la Nación de México.
El legado consiste en el manuscrito «Breve comentario de la Ilíada», escrito de puño y letra por Alfonso Reyes (publicado en las «Obras completas, XIX. Los poemas homéricos», Fondo de Cultura Económica, 1968), y fue un obsequio que Reyes hizo a su amigo y escritor mexicano Pedro Guillén. Este manuscrito expresa sus opiniones sobre la obra de Homero, e incluye algunos dibujos, una faceta artística poco conocida, pero que demuestra su versatilidad.
Imágenes cedidas por la Capilla Alfonsina Biblioteca Universitaria de la Universidad Autónoma de Nuevo León.
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